Una entrevista sobre Home is Somewhere Else

Combinando el poder de la poesía y la animación con testimonios reales, esta película narra en forma honesta la experiencia de crecer como indocumentado en Estados Unidos.

Durante la pasada entrega de los Oscar fuimos testigos, entre otras cosas, de cómo la cinta danesa Flee fue nominada al mismo tiempo en las categorías de Mejor Película Internacional, Largometraje Documental y Largometraje Animado, lo cual llamó la atención de muchos, especialmente la parte de ser a la vez documental y animación; ahora, en una línea similar, desde México llega Home is Somewhere Else, que, en su caso, aborda de igual forma desde la animación y el documental el tema de la migración desde las perspectivas de diferentes personas que han vivido las complicaciones de ser mexicanos viviendo en Estados Unidos.

Este documental es completamente animado y narra tres historias de familias migrantes que comparten sus temores, esperanzas y emociones en torno a lo que significa vivir como indocumentados en Estados Unidos. Jasmine es una niña estadounidense de 11 años que vive con miedo de que sus padres indocumentados sean deportados. Evelyn y Elizabeth son hermanas, la primera es ciudadana estadounidense mientras que la segunda es inmigrante indocumentada, ambas viven alejadas por sus diferentes estatus migratorios. Lalo creció en Utah y fue deportado a México a los 23 años, desde entonces, a través de su poesía, se ha convertido en activista y defensor de su generación de retornados y deportados mexicanos.

Durante la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), platicamos con Carlos Hagerman, uno de los directores de este trabajo documental, sobre cómo fue contar diferentes historias de migrantes apoyándose de dos formatos cinematográficos que pocas veces se combinan, pero que conviven perfectamente en la pantalla.

hise001

Butaca Ancha (BA): ¿Por qué decidieron contar esta historia en formato de documental animado?

Carlos Hagerman (CH): La razón principal por la que hicimos este documental de la forma en la que lo hicimos es porque la animación es una herramienta que nosotros pensamos nos trae una experiencia más emocional que el documental, con la animación podemos meternos un poco en una visión subjetiva, no vemos a los personajes como son realmente pero vemos una interpretación de ellos mientras escuchamos sus voces reales y tenemos que imaginar cómo son en realidad, esto es muy poderoso porque entonces podemos escoger las características que va a tener este mundo gráfico y con eso imprimir una personalidad visual a cada historia.

BA: ¿Cómo decidieron que cada historia tendría un estilo diferente de animación?

CH: Cada historia tiene su personalidad y su estilo de animación es muy específico y particular, la animación abre una puerta al miedo a la separación familiar y podemos compartir esos sentimientos en imágenes generando metáforas narrativas dentro de cada una de las historias y esto es un poder especial que tiene la animación, queríamos alejarnos un poco de la sensación que deja el ver un documental”, explicó el cineasta mexicano.

BA: ¿Cómo fueron armando la parte narrativa para contar estas historias desde la perspectiva del documental?

CH: Quisimos desde un inicio hacer una película subjetiva y emotiva donde estuviéramos con los personajes y que el contexto se reflejara simplemente en la vida íntima que podemos observar a través de sus historias, también creo que estas familias que nos cuentan sus historias se ponen vulnerables al hacerlo porque varios de los miembros son indocumentados y hacerlo en animación era una manera de proteger las identidades de los personajes, pensamos mucho en las audiencias jóvenes al momento de hacer esta película, creemos que puede generar pláticas y discusiones acerca de la migración y la separación familiar.

BA: ¿Es difícil es hacer animación en México?

CH: Es una locura hacer animación en México porque todavía tenemos que empujar a la pequeña industria independiente de animación que está creciendo en el país, somos un estudio independiente de animación muy pequeño como lo son casi todos los estudios independientes de animación que existen en México, nosotros queremos generar otro tipo de contenidos más complejos y más interesantes para otro tipo de público que no necesariamente es el público infantil, para poder hacer una película de animación tendríamos que crecer mucho y este crecimiento te implora a la hora que terminas una película.

BA: Para hacer esta película invitaron a participar a los estudios de animación Llamarada, Casiopea y Virus Mecánico, ¿cómo fue colaborar con ellos?

CH: Trabajamos con tres estudios de animación independiente de muy alta calidad que nosotros admiramos por su trabajo, a cada uno le asignamos una de las historias y entonces nosotros como líderes del proyecto teníamos la enorme ventaja de estar trabajando con equipos ya hechos y dejamos que ellos imprimieran su manera de producir en la historia que les correspondía para que pudieran tener control sobre el quehacer de su historia, esto fue muy positivo y también como directores Jorge Villalobos y yo nos pusimos de acuerdo en lanzar una invitación muy seria y muy abierta para que los artistas en los que estábamos confiando para hacer esta película tuvieran la posibilidad de ayudarnos a resolver los problemas narrativos con ideas que ellos pudieran tener y esto enriqueció a la película muchísimo.

Por Jonathan Eslui (@JonathanEslui)

    Related Posts

    GIFF | Día 3: realidad virtual, un picnic y ‘Extraño pero verdadero’
    ‘El patio de mi casa’ y el claro del templo