Hidalgo: la historia jamás contada (El “nini” del bicentenario)

Una vez terminada la cruda del festejo bicentenario, sólo nos queda mirar hacia atrás y preguntarnos ¿Quedó algo para la posteridad? ¿De qué forma nos juzgará la historia a los que nos tocó vivir estos 200 años del inicio de la independencia? Podemos decir que el desfile fue fugaz; en cuanto a obras públicas, el que todas digan bicentenario no quiere decir que se identifiquen con este; monumentos, no hay (por el momento); así que lo único que nos queda son las artes. En especial el cine. Aquí es donde entra Hidalgo: la historia jamás contada.

De las cintas hechas expresamente para este aniversario de la patria, es la única que abarca el periodo independentista de nuestra historia, sin contar la película animada Héroes Verdaderos.  A diferencia de El Atentado (Jorge Fons) y El Infierno (Luis Estrada).  “Hidalgo” basa su trama en la vida “secreta” del Padre de la patria e intenta darle al espectador nuevos datos que no incluye su estampita de la papelería.

Pero es exactamente ése el punto en que falla el largometraje. A lo largo de sus 115 minutos de duración, es notoria una indefinición sobre lo que buscan el guionista (Leo Eduardo Mendoza) y el director (Antonio Serrano). Ni es una película biográfica Ni es puro entretenimiento.

Esta vaguedad provoca que el clímax de la película se pierda y se desdibuje; inclusive uno de los personajes dice: “tanto para esto”. El proyecto original sonaba más coherente, Hidalgo Molière era el titulo, y el argumento se desenvolvía con el cura Hidalgo tratando de montar El Tartufo de Molière, pero como sucede en muchas ocasiones, la ejecución del plan falla.

Así, Antonio Serrano logra momentos rescatables, como los ensayos de la obra de teatro, pero existen, de igual manera, momentos poco logrados que entorpecen el desarrollo de la historia, como la escena del son jarocho donde el padre Hidalgo baila con una “devota” de Dios.

El casting tampoco es de lo más atinado. Comenzando por el “comediante” Yurem Rojas, quien fue elegido para interpretar al joven Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor (sí, por si usted no lo sabía, ése es el nombre completo del cura). Yurem habla como si viviera en pleno siglo XXI en cualquier colonia al sur de la ciudad, cuando, en teoría, su acento debería estar más cercano al de los españoles peninsulares de la Colonia.

Un problema que parece comenzar a volverse endémico para el cine mexicano es la falta de actores, pues los mismos rostros de la televisión integran el reparto de cualquier película mexicana, o la última cinta nacional que se estrenó, comparte actores con la de la próxima semana. Este inconveniente puede resultar, a la larga, altamente perjudicial para la industria. Es necesario dar oportunidades a los nuevos talentos antes de que sea demasiado tarde.

De esta forma, Hidalgo: la historia jamás contada se queda a medias en su objetivo, igual que estos festejos por el Bicentenario. Fiel reflejo del país en que vivimos, ni cómo negarlo.

Por Rafael Paz

@pazespa

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