‘Hasta los dientes’ reivindica la vida en un contexto de muerte

El pasado 24 de junio la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas entregó su galardón más prestigioso: el Ariel. Uno de los grandes ganadores de la noche fue el joven realizador Alberto Arnaut, quien se hizo de una estatuilla gracias a su trabajo en Hasta los dientes, película triunfadora en la categoría de Mejor Largometraje Documental.

La cinta aborda el caso de Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, dos jóvenes estudiantes del Tecnológico de Monterrey que en el 2010 fueron confundidos por sicarios y posteriormente fueron ejecutados por el ejército mexicano, cuyos elementos ingresaron a los terrenos de la institución educativa buscando a los criminales con quienes habían sostenido una balacera afuera de las instalaciones.

La historia de Javier y Jorge es, para Arnaut, sólo una de las tantas que han sucedido en el país desde que durante el Gobierno de Felipe Calderón se le declaró la guerra al narcotráfico.

“Es un caso muy universal, se ha visto en los últimos años. Todas las semanas hay un caso así en Jalisco, Tamaulipas, Veracruz, etc. Sabíamos que mediante una historia muy particular se podría hablar de muchas historias sin nombrarlas, desgraciadamente la situación del país se presta para que tomes elementos de Hasta los dientes y los traslades a otra ciudad, otro momento”, explicó en entrevista el egresado de la Maestría en Cine Documental de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC).

Es así que el documental tiene una estructura dual, por un lado cuenta cómo han vivido el luto las familias de Javier y Jorge, por otro la manera en que el Estado, a través de los años, ha creado “verdades históricas” para cubrir sus errores.

“Nos era fundamental que el espectador se identificara con las familias. Que sintiera la emoción de tener un hijo y después el miedo de no encontrarlo, de saberlo desaparecido. Después descubrir lo que sucedió ese día, de manera muy parecida a cómo lo vivieron las familias. Pretendíamos con esta estructura que el espectador se pusiera en los ojos de las víctimas y los padres. Por eso la parte de la investigación comienza con uno de los padres revisando el expediente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.”

“Es una película sobre dos jóvenes. Conocí personalmente a uno de ellos, Javier Francisco Arredondo Verdugo, porque era originario del pueblo de mi padre en Baja California Sur. Yo convivía con él, no éramos amigos pero teníamos una relación cercana. El documental surge de inicio para tratar de contar quién era realmente Javier Francisco, después de haber escuchado una noticia de que se trataba de un sicario armado hasta los dientes,” añadió Arnaut.

Para el joven realizador era importante que Hasta los dientes detonara una conversación sobre la manera en que enfrentamos la violenta realidad que vive el país y las fallas de la estrategia en contra del crimen organizado. Al tiempo que la sociedad regiomontana intenta borrar de la memoria colectiva uno de sus casos más penosos.

“Hasta los dientes tiene la intención de reivindicar la vida en un contexto de muerte. Para mi era fundamental que pudiéramos hablar de eso: quiénes eran Jorge y Javier, cómo eran sus vidas, no son un número más. Sentir el dolor de su gente, su ausencia y vacío en cada familia. Eso era fundamental, porque en ese entonces, 2010, los medios de comunicación tenían ejecutometros, que contaban como si fuera un marcador de futbol el récord de cuántas personas asesinadas había en la guerra contra el narcotráfico. Los presentaban como si fueran trofeos del gobierno federal.”

“Una de las cosas que nos propusimos en la edición de la película, Pedro García es el editor y le dio forma a la película –mucho le debo al trabajo con él–, era que este caso en particular se prestaba para destrozar todos los escondites que como sociedad le encontramos a la realidad para intentar negar situaciones de este tipo.”

“Cuando mataron a Jorge y Javier primero dijeron que eran sicarios armados hasta los dientes. Luego que sí eran estudiantes pero murieron en fuego cruzado. Luego que no era fuego cruzado, pero sí estaban metidos en algo. Hasta los dientes demuestra que ninguna teoría es cierta, fueron asesinados y torturados al interior del Tec de Monterrey. Una serie de cosas que no son menores, no murieron en un tiroteo. Los confundieron, los hirieron y, en lugar de aceptar su error, los remataron. No es un thriller de ficción, esto realmente sucedió.”

“Queríamos quitarle al espectador, cualquier posibilidad de esconderse o negar la realidad”, puntualiza Arnaut, quien recogió su Ariel acompañado por los padres de uno de los protagonistas de la película.

“Uno de los puntos fundamentales del documental era retratar a la ciudad de Monterrey con todo su conservadurismo, sus ‘valores’, formas de ver el mundo que resultan en un shock para aquellos que no viven ahí. Ese conservadurismo se traduce en estigma que sufren las familias. No sólo lidian con el hecho de no tener a sus hijos, que eran estudiantes y no sicarios, sino que además tiene que soportar a una sociedad conservadora que no es capaz de reconocer que efectivamente se trataba de estudiantes.”

“Las familias se ven envueltas en una situación donde día con día tienen que vivir con el hecho de reivindicar la vida de sus hijos y vivir con el duelo. Era importante retratar a la sociedad regiomontana y al TEC de Monterrey.”

“Existen instituciones, la SEDENA y el Gobierno Federal, que tratan de ocultar lo que hicieron. Sería raro que lo reconocieran en un país como el que vivimos. Sorprende más, que una institución como el Tec de Monterrey no lo haga. Una institución que debería velar por la vida de sus alumnos y no lo hace. Fueron asesinados dentro de sus instalaciones, era su responsabilidad porque estaban ahí, el Tecnológico contribuyó a ocultar la verdad a los padres. Son cómplices, arropados por el conservadurismo de Monterrey. Exacerbado en Monterrey pero que existe en todo el país y termina protegiendo la versión de las autoridades.“

El cambio de administración en el Gobierno Federal trajo consigo una disculpa pública de parte de las autoridades. “Quiero decirlo de manera clara y tajante: Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo eran estudiantes de excelencia del Tecnológico de Monterrey, no sicarios… reitero el compromiso de implementar las medidas que aseguren la no repetición para que los hechos que violentaron sus derechos no vuelvan a suceder, a ninguna, a ninguna otra persona en nuestro país”, expresó la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero en representación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en un acto en la Cámara de Diputados.

La disculpa es el primer paso para obtener justicia, el colectivo Todos somos Jorge y Javier, del que forma parte Arnaut, mantendrá su lucha por lograr que los asesinos de los dos estudiantes reciban el castigo correspondiente.

“Una de las cosas que dijo la mamá de Jorge y no está en el documental es ‘yo sé que no es el primero, pero quiero que sea el último’, desgraciadamente no es así. Mientras no enfrentemos la situación, no se pueden plantear soluciones. Si no se dice, no existe. No es la muerte de Jorge y Javier, sino su ejecución extrajudicial. De otra forma seguimos creando barreras a la verdad.”

“La responsabilidad no está en nosotros como ciudadanos sino en el gobierno.”

Por Rafael Paz (@pazespa)

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