Harry Potter 7 (Parte 1): Pongan las golondrinas para el maguito


Una generación quedará huérfana en unos meses; la mayoría eran niños, a lo mucho adolescentes, cuando en 1997, el primer libro de Harry Potter fue colocado en la estantería de una librería. Una ola de críos identificados con el pequeño mago creado por J.K. Rowling, consumieron vorazmente las paginas, identificándose con este niño huérfano cuya vida cambia al enterarse que es un mago; toda una generación de infantes reflejando los dramas que los aquejan en la vida diaria: padres divorciados o que trabajan todo el día, niños solos que son cuidados por familiares, en el mejor de los casos, etc. Este nuevo fenómeno no podía pasar desapercibido por el cine, para la Warner fue imposible ignorarlo.

Así, casi diez años después la primera entrega cinematográfica de la saga, ha sido estrenada la última, dividida en dos partes sin una explicación más allá del asunto económico, la misma razón por la que llegó al celuloide en primer lugar. Al menos hay congruencia.

El guión nunca ha sido el fuerte en las películas de Harry Potter, a diferencia de El Señor de los Anillos, lanzada el mismo año que La Piedra Filosofal. Desde el inicio era notorio que los guionistas fueron incapaces de transformar el lenguaje de la literatura al lenguaje cinematográfico, pero todo esto fue mitigado gracias a al éxito en taquilla; los fans no acudían a ver una obra maestra del cine, agotaban las entradas con una sóla idea en mente: ver su fantasía hecha realdad.

Para Harry Potter 7: Las Reliquias de la Muerte (Parte 1), Steve Kloves –guionista– y David Yates –director– logran un filme ágil y entretenido, cuya principal falla radica en la necedad de hacer, de un libro, dos filmes, pero, a pesar de esto, tuvieron la suficiente visión de aligerar el material de Rowling justo ahí, donde las explicaciones propias de la literatura resultaban redundantes para el cine.
Muchos han querido comparar a Harry Potter con El Señor de los Anillos, pero hay varias diferencias fundamentales entre las dos series. La más grande de todas es que El Señor de los Anillos tiene un sólo director, Peter Jackson; para Potter, 4 directores han estado a cargo del proyecto, Chris Columbus para HP1 y HP2, Alfonso Cuarón HP3 (la mejor de las siete), Mike Newell HP4 (quizá la más aburrida de toda la serie) y David Yates HP5 HP6 y HP7. Estos cambios en la dirección provocan que no haya uniformidad en el proyecto.

Otro punto donde la comparación con El Señor de los Anillos resulta errónea, es en la construcción literaria de las novelas, ya que J.K. Rowling y J. R. R. Tolkien perseguían objetivos muy distintos: Rowling hace de cada libro una unidad (como las películas de Indiana Jones, que conservan los personajes y temas principales, pero cada entrega desarrolla un tópico diferente), mientras que Tolkien creó una novela en tres actos; ahí radica la genialidad de Peter Jackson, pues comprendió este punto y filmo una sola película, la cual partió en tres, como Tolkien.

A diferencia de los fans de los libros de Tolkien, los seguidores de Harry Potter (al menos la mayoría) nunca se quejaron de esos dos aspectos, simple y sencillamente porque no les importaba. En esto se parece más a la saga de Crepúsculo, que también basa su popularidad en cualquier otro aspecto –el atractivo físico de los actores, por ejemplo–, sin reflexionar sobre la calidad del material expuesto.

Hay que darle crédito a David Yates en reconocer que la fortaleza de su película radica en la química de los tres actores principales: Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint, quienes, sin ser grandes actores, logran funcionar en pantalla.

Un aspecto que ayuda mucho a la fluidez de la cinta es que la trama ya no se desarrolla dentro del castillo de Hogwarts, así que tenemos persecuciones, triángulos amorosos, intriga, incluso Daniel Radcliffe se desnuda para beneplácito de sus seguidoras, y la fotografía se luce de igual forma gracias a este punto.

Harry Potter 7: Las Reliquias de la Muerte (Parte 1) no será la película que le cambie la vida, eso téngalo por seguro, ni siquiera es la mejor de toda la serie, pero como producto, resulta entretenida.

Si los libros de J.K. Rowling nunca fueron considerados obras maestras de la literatura, podemos decir que las películas tampoco lo fueron para el cine. A pesar de esto, el hueco dejado por Harry Potter será difícil de llenar para los amantes del cine de fantasía, pues ninguna franquicia parece tener el potencial. Así que, fanáticos, disfrútenlo y vayan poniendo las golondrinas en su mp3, el maguito se despide tal y como llegó, sin pena ni gloria más que la alcanzada gracias a ustedes.

Por Rafael Paz Esparza (@pazespa)

    3 Responses

    1. @vicky_martz

      La historia es simple y bien podria haberse saltado el 70% de cada uno de sus libros. Rowling aunq con muchas páginas nunca logro la creacion de un mungo magico demasiadas explicaciones donde hasta la pulga de una rata es clave en la historia… creo q es uuna exageración que absolutamente todo exista por una razón… en su cabeza no cabe la posibilidad de que fue foruito el hecho de presenciar un suceso. por otra parte es una pesima escritora y si bien ya se le acuso por violaciones de derecho de autor en el 99 me atrevo a decir que Mounmouth si viviese haria lo mismo. como carajos se atrevió a comparar a su presunto mago con Arturo y excalibur en esa fastidiosa escena donde sacan la espada de Griffyndor y tolkien estaria revolcandose en su tumba al ver el intento de recrear el anillo en 7 fragmentos y q tal el sindrome golum cuadno usaban su collar. esperaba q al ser una pelicula muy ovacionada en twitter fuese otra cosa pero error. fue tan mediocre como los libros

    2. Francisco

      Al autor y a Vicky_martz:
      Esta crítica me parece estar hecha por fans de El Señor de los Anillos, que tienden a subestimar y criticar a Harry Potter solo para exaltar a Tolkien. Los libros de Rowling y Tolkien son, en mi opinión, obras maestras de la fantasía, y sus películas me parecen muy buenas, una crítica de las películas no debe basarse en compararla con otras.
      Hay muchos puntos en Harry Potter que los no fans pueden considerar como debilidades, desde la idea de partir la película en dos partes, hasta elementos en la historia que se parecen a otras historias.
      La idea de partir la historia en dos se me hace buena para así no cargar la película con todo y al final dejarte con sensación inconclusa. Y en cuanto a elementos de la historia (Vicky Martz); la autora utiliza simbolismos basados en mitologías, cuentos y su propia imaginación; los horrocruxes no copian el anillo de Tolkien, si no que ambos son metáforas para el mal y el pecado. La espada de Griffindor es alusión a Arturo, y Harry Potter es británico, así que la autora no lo hace como plagio, si no en honor a las mitologías que ella adora.
      Lo que sí le reconozco, es que la variedad de directores ha afectado a la uniformidad de la historia. Todo lo demás me parecen solo críticas para exaltar a otras obras, cosas que buenos críticos y fans no deben hacer.

    Leave a Reply