Hacer un cineclub “bien”: No basta con la difusión, hay que invitar al diálogo

Hace unos días leí en Twitter: “¿Tienes / piensas tener / armarás un cineclub? El 4to @Foro_ICDC te aportará ideas comunitarias …”

¿Por qué a alguien le interesaría hacer un cineclub? ¿Por moda?¿Negocio? Cualquiera que sean las respuestas, el cineclubbing está posicionándose como una alternativa más para apreciar cine en el DF. Museos, universidades, centros culturales, bibliotecas y parques han convertido sus espacios en salas de proyección para el análisis, discusión y consumo del Séptimo Arte.

Se sabe que el inicio de los cineclubes en México comenzó en los 50, sin embargo su primer momento de gran importancia fue en los 60. El cineclub Progreso, el del IFAL, los cineclubes universitarios, la Filmoteca de la UNAM y el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, fueron recintos que cultivaron a una generación de cineastas, entre ellos Carlos Carrera, Arturo Ripstein y Jorge Fons, quienes renovaron la producción fílmica nacional con el movimiento conocido como Nuevo Cine Mexicano, de la última década del milenio pasado.

El cineclub, en ese entonces, era un espacio para ver, discutir y reflexionar películas, así como para analizar las concepciones e ideologías que retrataban estos filmes que en aquella época marcaron de manera política, cultural y social al mexicano. El inicio del desarrollo en México de la cultura cinematográfica y del cineclubismo logró la difusión de obras fílmicas y la expansión de la proyección de las mismas, gracias a su programación y alternativa a la cartelera del cine comercial.

Con la llegada de la Cineteca Nacional en 1974, la inclusión de muestras como el Foro Internacional de Cine, abrió más los espacios para la proyección de la oferta internacional. Los cineclubes no sólo se expandieron, sino que también el cine nacional comenzó a tener más popularidad entre las masas.

Espacios como el Cinematógrafo del Chopo, el del IFAL, Cine Fósforo de la UNAM, el del Ciclo Goethe, entre otros, lograron que se definiera un público interesado en el cine de arte y filmes alternativos. Crearon un concepto basado en generar conciencia social y fortalecer el pensamiento crítico. Sin embargo, los hábitos de consumo de los medios televisivos cambiaron y se dejó a un lado la importancia de la discusión y el análisis, características fundamentales en los cineclubes.

El cineclubismo de hoy experimenta un panorama amplio y ambicioso, hay ciclos para todos los gustos; no sólo la escuelas, las instituciones o los foros de promoción cultural abren sus instalaciones, sino que otros espacios son adecuados con esta finalidad. Centros de entretenimiento, negocios, galerías y hasta hoteles se convierten en sitios para la promoción cinematográfica.

No hay forma para saber cuántos cineclubes existen, sin embargo se sabe que hay de todo para todos. Las propuestas van desde la exhibición de material especializado, hasta muestras de trabajos universitarios. La Biblioteca de las Artes del Cenart, el Foro Arteria de la delegación Tláhuac, la colonia Granjas Estrella en Iztapalapa, el cineclub comunitario Ricardo Flores Magón, el Museo Carrillo Gil, el Cineclub Revolución, y otros sitios, sólo son algunos ejemplos de la amplia oferta que a su vez busca sobrevivir en un mercado donde el cine de comercial domina.

Por desgracia, a pesar de tener más espacios para la exhibición de filmes, la verdadera función del cineclubismo se ha perdido. No basta con simplemente proyectar películas, también debe estar incluida la formación de públicos, la construcción del pensamiento crítico, el análisis y la discusión; crear una red de convivencia y fortalecer la cultura cinematográfica y de apreciación en México.

Un cineclub debe sostener parte del desarrollo cultural de las comunidades, no es sólo un negocio. Por esa razón, los promotores culturales que buscan la creación de estos espacios, deben tomar en cuenta su compromiso y deber social para comenzar a desarrollar la comunicación en sus cineclubes. Ya que el crecimiento y desarrollo del cine mexicano se encuentra también en estos sitios, donde el vínculo con el público debe fortalecerse con reflexiones, discusiones y análisis.

 Por Sofía Huerta (@Sophia_Huerta)

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