GIFF | ‘Patti Cake$’: La comoda empatía

El rap, como toda creación artística, ha sido explotado comercialmente y mucho se ha escrito y dicho sobre la manera en la que su objeto original se ha desvirtuado completamente, hasta crear algo muy distinto pero manteniendo, meramente como atractivo comercial, la posibilidad de dar voz a la frustración personal. De esta forma, y con la apertura comercial, todos pueden participar de un movimiento de minorías, incluso jovenes como Patti, la protagonista de la película Patti Cake$ del cineasta Geremy Jasper.

La película, que fue aplaudida en Sundance y recibida con menor entusiasmo en la clausura de la Quincena de Realizadores en la pasada edición de Cannes, presenta a Patti (Danielle McDonald), una joven blanca y son sobrepeso que vive en un estado de perpetuo fracaso junto a su alcohólica y otrora exitosa cantante a madre (Bridget Everett). La chica encontrará en el rap un inesperado talento y escape, creando una inusual colaboración con su amigo platónico de etnia oriental, un outcast afroamericano adepto al metal satánico y su enferma y ácida abuela (una genial Cathy Moriarty).

Quizás existan pocos ejemplos tan ideales del proceso de comodificación que ha sufrido el festival de Sundance como Patti Cake$, dado que el festival se ha convertido más en una marca que en un genuino distintivo del cine independiente estadunidense, particularmente en la creación de fórmulas replicables que se ven repetidas año con año. Películas con personajes “marginales” o “inadaptados”, suavizados con dosis de inofensivo humor, escenas climáticas emocionales colocadas de forma casi cronométrica, giros narrativos predecibles y un cierre que reafirma el triunfo del individuo aunque fracase en derribar sistema al que se enfrenta.

Eso sin mencionar la genérica y estandarizada identidad visual, películas en las que la regla no es la creación de imágenes, sino la creación de narrativas empáticas envueltas en amigables presentaciones que no incomoden y cuestionen, pero que hagan sentir. Patti Cake$ es ante todo una película para “sentirse bien” (feel good movie), carente de cualquier discurso, agudeza o interés mas allá de la complacencia de ver a alguien “de abajo” triunfar y sentirse mejor, aunque sea de manera inocua.

Patti Cake$ es más que una película, un ilustrativo caso de cómo hacer amable lo radical, de cómo normalizar lo extraño y lo incomodo y de cómo una maquinaria empática devora la rabia y la transforma en un inofensivo producto, engañoso en el marco de prestigio que un festival de cine puede ofrecer. Un rap hecho con sopita de letras.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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