‘Fuerza Antigangster’: La fallida renovación del género

Mickey Cohen (Sean Penn forzadamente decadente) es el dueño de Los Angeles. Son los años de la posguerra y él es el gángster más poderoso de la ciudad, nadie le hace sombra. Así nos lo hace saber desde la primera escena, en la que vemos a un mafioso de Chicago ser desmembrado bajo el letrero de Hollywood por atreverse a desafiarlo.

En otro punto de la metrópoli, el sargento John O´Mara (Josh Brolin) está cansado de ver cómo sus compañeros del cuerpo policiaco se venden al mejor postor y permiten que su hogar sea controlado por escoria como el señor Cohen.

Después de un altercado con unos hampones, O´Mara es llamado por el jefe de la policía (Nick Nolte) para encomendarle una misión ultra secreta: formar un grupo de choque, una unidad que actúe fuera de la ley. Tal y como hacen los criminales. No habrá placas, nadie sabrá que existen, no hay reglas y su único objetivo es librar a la ciudad del yugo gangsteril.

Fuerza Antigangster’ (‘Gangster Squad’, 2013) es la adaptación cinematográfica más que libre del reportaje/novela homónimo del reportero Paul Liberman. El texto fue transformado en libreto por Will Beal (guionista de la serie ‘Castle’) y la dirección está a cargo de Ruben Fleischer (‘Zombieland’, ‘30 minutos o menos’).

En los promocionales de la cinta se le anuncia como la primera película de gangsters para las nuevas generaciones, una actualización del género para un público lleno de frescura. Para Fleischer y Beal renovar un género significa agregar más balazos, escenas de persecución, más balazos, lugares comunes, más balazos, quitarle profundidad a los personajes, escenas en bullet time y más balazos. Nada nuevo bajo el sol.

Es curioso comparar el material original y el producto en pantalla. La hija del original Jack O´Mara se sorprende al visitar el set de la cinta y ver al equipo de inteligencia disparando, apunta que su padre nunca disparó su arma.

El gangster squad de carne y hueso se enfocaba en hacer labores de espionaje importantes pero sutiles, como colocar micrófonos, seguir criminales durante días, anotar en qué gastaban los hampones, etc. Eran acciones necesarias, sin lucimiento y sin arranques de heroísmo.

Del mismo modo actuaba el Mickey Cohen de la vida real. Las estafas maestras se hacían por teléfono e involucraban cosas como apuestas o obligar a ciertos locales a comprar jugo de naranja. Cohen carece del brillo de otros grandes criminales que han llegado a la pantalla grande como ‘Scarface’ (1932 y 1983), ‘El Padrino’ (1972), ‘Bonnie y Clyde’ (1967) o el Dillinger de Michael Mann en ‘Enemigos Públicos’ (2008). Cohen es un personaje más bien gris.

Teniendo eso en cuenta, podemos decir que, donde se imponía la sutileza, Fleischer optó por la grandilocuencia. Al estar equivocado el tono del relato, no es de extrañar que los actores luzcan sobreactuados la mayor parte del tiempo. La película está llena de parlamentos rimbombantes que en labios de los personajes terminan por sonar ridículos.

Hay también un proceso de casting equivocado, pensado en juntar nombres para la marquesina y no en que interprete podría realizar un mejor trabajo con que papel. La historia secundaria de Ryan Gosling y Emma Stone es demostración de ello, su presencia es un intento por tratar de repetir la química que tuvieron en la ‘Loco, estúpido, amor’ (‘Crazy, Stupid, Love’, 2011). Ésa era una comedia, no un filme de gangsters y Stone no hacía de femme fatale sino de tierna y dulce universitaria.

Fuerza Antigangster es un producto meramente palomero e, incluso, ridículamente divertido. Pero sus pretensiones de revolución se quedan cortas. Pudiendo ser un ciclón renovador, es un mero chisguetito de esos que ensucian el parabrisas.

Por Rafael Paz (@pazespa)
Publicado en Esto no es una reseña de El Financiero.

 

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