En el pequeño reino de Arendelle viven dos hermanas, las princesas Ana y Elsa. La segunda guarda un secreto: tiene la capacidad de manipular el hielo y sus derivados. Temeroso por el miedo del pueblo, el rey decide enseñarle a Elsa a ahuyentar a todos de su vida –incluyendo a su hermana– y evitar todo contacto con la gente.
El día que Elsa es nombrada reina, el ímpetu descontrolado de Ana provoca un invierno en toda la villa y su hermana huye. Es responsabilidad de Ana lograr que el verano vuelva.
Durante años, Disney impuso su ley en el mundo del cine animado. No había quien compitiera con sus producciones. La llegada del cine animado por computadora –especialmente de Pixar– introdujo una nueva ficha en el tablero, la Casa del Ratón perdió su dominio hegemónico y durante años buscó la forma de regresar al juego.
Las princesas son una gran tradición de Disney, también son un gran foco de crítica gracias a los valores en extremo tradicionales que representan. Que si son sumisas, siempre necesitadas de un hombre, ilusas, etc. Cualquier crítica cabe contra las princesas de Disney sabiendola acomodar.
En Frozen: Una aventura congelada (Frozen, 2013), Disney parece haber tomado las críticas en cuenta… al menos algunas. El libreto de Jennifer Lee (guionista de Ralph, el demoledor), basado en el cuento La reina de las nieves de Hans Christian Andersen, toma algunos de los elementos más reconocidos del canon disneyiano y los moderniza, mientras juega con otros.
De esta manera una de las dos protagonistas en una mujer que no necesita de los hombres –incluso Elsa los ve como una amenaza a su libertad–, los personajes se burlan de la inocente creencia de Anna en el primer amor, o la salvación –“un verdadero acto de amor”– llega gracias a la unión de las hermanas y no a la intervención de un macho. Eso se mezcla con elementos clásicos, como las canciones.
Así Lee –quien codirige junto a Chris Buck– logra entregar un producto para niños sin olvidarse de los más grandes. No es perfecto pero muestra que la senda marcada por Enredados (Tangled, 2010) era la correcta. Con más fuerza que ese intento de princesa marca Pixney llamado Brave (2012)
Quizá las princesas no sean tan simplonas.
Por Rafael Paz (@pazespa)
