Frank Ocean, ‘Endless’ y las espirales abiertas

Nuestros tiempos se caracterizan por un consumo cultural que parece devorarse a sí mismo como un hiperactivo ouroboros sin fin. Retomar, referenciar, homenajear, robar son acciones que en el campo de las artes audiovisuales han disuelto cualquier barrera, particularmente dentro del ámbito musical que de un par de años para acá ha buscado redimensionar su papel dentro de lo visual, que usualmente denominamos “lo cinematográfico”. Pero evitemos controversias respecto a lo que engloba este término y concentrémonos en una propuesta con un lenguaje orientado a un fin de expresión individual: justo lo que presenta el artista Frank Ocean en su nuevo “álbum visual”, Endless.

Después del alboroto que se armó con el interesante proyecto de Beyoncé con Lemonade, Ocean, tras una sequía de varios años, presenta una propuesta mucho más sofisticada y radical que la de la empoderada y voluptuosa cantante. En Endless, presenta, en austeramente nítido blanco y negro, un grupo de trabajadores construyendo lo que al final resulta ser una pequeña escalera en espiral.

A modo de una abstracción del mismo proceso creativo, Ocean plantea una visión estructuralista de su medio como la que del medio cinematográfico hicieron anteriormente figuras clave del nadir experimental cinematográfico como Andy Warhol (Empire), Stan Brakhage en innumerables cortos pintados a mano o el mismo cineasta vanguardista canadiense Michael Snow y su emblemática Wavelenght (1973).

Apostando a tirar más en los derroteros de la instalación que de la referencia visual, Ocean construye una meticulosa pieza visual de engañosa simpleza y que sortea el efectismo visual de otros —Yeezus/Kanye y siendo consciente que la imagen, en este caso, debe ser un complemento integral a sus sofisticados experimentos sonoros, que incluyen covers de The Isley Brothers y Daft Punk, piezas instrumentales de inquietante presencia, jams tropicales y beats futuristas con generoso trap.

Supuestamente influenciado por el trabajo del fotógrafo alemán Wolfgang Tillmans, quién construye su obra alrededor de la identidad de género y la identidad homosexual, Ocean documenta, con sobria agudeza plástica y sofisticada línea política, a su generación con el estupendo track final Device Control que repite frenéticamente al línea Lifesrtream your life, your life can be streamed. La espiral es la forma de nuestros tiempos y Ocean la concibe como una atractiva prisión. Así, la escalera se construye por completo, una espiral abierta que la audiencia puede ver desde cualquier ángulo y en cualquier momento, pero que confina a quién sube y baja por la misma.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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