Muere un poeta y la creación se siente
herida y moribunda en las entrañas.
Un cósmico temblor de escalofríos
mueve temiblemente las montañas,
un resplandor de muerte la matriz de los ríos.
Elegía primera – Miguel Hernández
El 10 de mayo de 2014 se cumplieron 39 años de la muerte del poeta salvadoreño Roque Dalton. Su asesinato, a manos de sus compañeros de la organización guerrillera a la que pertenecía, el Ejército Revolucionario del Pueblo, hasta la fecha continúa sin resolverse. Todavía no se sabe a ciencia cierta quién o quiénes fueron los autores materiales del crimen ni dónde se depositaron sus restos. Quizás uno de los textos más esclarecedores sobre el tema sea el libro ¿Quién asesinó a Roque Dalton? Mapa de un largo silencio de Lauri García Dueñas y Javier Espinoza. En él se explora no su valor como uno de los poetas más importantes de la generación comprometida en la década de los 50, sino las posibles teorías en torno a su homicidio, todo basado en una exhaustiva y actualizada investigación.
Roque Dalton: ¡Fusilemos la noche!, documental de la austriaca Tina Leisch ahonda, al igual que el libro, en los elementos que rodean el crimen del que Roque Dalton fue víctima y sus posibles causas, desde una política sucia que caracterizó a los gobiernos latinoamericanos durante el siglo XX, hasta los celos amorosos entre camaradas. A través de entrevistas con amigos, familiares y personajes cercanos al poeta, el filme nos ofrece un acercamiento único a la vida, obra, militancia y lucha del vate, así como un vistazo al panorama político de Latinoamérica en aquellos años de revoluciones, guerrillas y dictaduras.
La cineasta y dramaturga Leisch es conocida por la tendencia experimental y de contenido social en su obra y este documental no es la excepción. En distintos escenarios, como Praga, Cuba, Viena y El Salvador, y con la presencia de impresiones de las fotografías de Roque Dalton en tamaño real, el documental intenta revivir la figura de uno de los poetas más importantes de Centroamérica, desde una perspectiva que retoma distintas aristas de su propia vida. Por un lado, el intelectual que laboró en Casa de las Américas, y la vida secreta, la del guerrillero y teórico de una revolución subterránea que fue aplastada por conspiraciones neoliberales.
El documental revela la constante presencia de la poesía de Dalton en las calles de San Salvador, incluso en la actualidad, y su repercusión en las esferas intelectuales del continente latinoamericano, a través de voces como las de Ernesto Cardenal y Eduardo Galeano, por ejemplo, pero también a través de los testimonios de sus hijos, de sus amantes y de su esposa, Aída, quien inspiró el verso que da el nombre al documental: “Aída, fusilemos la noche/ y la terrible/ miseria colectiva./Aquí tenemos estas cuatro manos /y tenemos mi voz./ Nos respaldan tus ojos/y tu suave manera de ir queriéndome.”
Roque Dalton: ¡Fusilemos la noche! presenta la encarnación de un poeta y luchador social que resulta incómoda y desestabilizadora por su constante crítica, incluso a las esferas más radicales de la izquierda latinoamericana y finalmente por el misterio que envuelve las razones que llevaron a sus propios compañeros a asesinarlo. Hasta nuestros días un silencio rodea su muerte, el acto permanece impune y su poesía cala cada vez más hondo. Este documental revela, creo yo, no la persistencia de la injusticia, sino la raíz poética de la obra de Dalton y en últimos términos de toda su vida: el amor. Y nadie mejor que él para explicarlo: “A quienes te digan que nuestro amor/ es extraordinario/ porque ha nacido de circunstancias extraordinarias/ diles que precisamente luchamos/ para que un amor como el nuestro/ (amor entre compañeros de combate)/ llegue a ser en El Salvador/ el amor más común y corriente,/casi el único”.
El documental se estrenó en el VI Ciclo del Cine Centroamericano en Austria. También participó en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, en MiradasDOC en Tenerife, España, y en el festival de documentales Kasseler en Alemania.
Davo Valdés de la Campa (@Davovaldes)
