11º FICUNAM | Ricochet y la venganza espaciosa

El dolor provocado por el duelo y la pérdida de un ser querido lleva, en ocasiones, a un desasosiego existencial. Dependiendo del caso, la introspección y la búsqueda de justicia se entrecruzan para retratar el colapso de creencias y ética personal ocasionado por los efectos de la violencia.

Ricochet (2020) construye un relato en el que, en medio de fantasmas y soledades, reflexiona sobre la ambivalencia personal y la rabia suprimida. Martin (Martijn Kuiper) vive en un pueblo de México. Siendo extranjero, se casó y tuvo una familia, su felicidad se vio truncada por la muerte de uno de sus hijos. La fiesta de la localidad sacudirá su existencia y despertará el recuerdo de su hijo, acompañado del anuncio de la próxima liberación del presunto asesino.

El realizador Rodrigo Fiallega traza en su ópera prima un relato austero que se asoma a la psique moral y emocional de su protagonista: un hombre de cincuenta años estancado en el tiempo debido a su pérdida, abordando también la ineptitud del sistema judicial en México y sus efectos en aquellos reconorosos del mismo.

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Inspirado por un suceso real acontecido en Argentina durante el 2007, Fiallega recurre a la contemplación a través de planos generales que se adaptan al contexto mexicano, resaltando la soledad de Martin en medio de un lugar apacible y atemporal, cuyo aspecto rústico rememora la obra de Juan Rulfo. La fotografía de Natalia Cuevas acentúa el distanciamiento emocional de su protagonista con el entorno y su familia, incluyendo su esposa Mariana (Iazua Larios), así como el recuerdo y la nostalgia de su llegada al pueblo.

El guion de Fiallega sigue la cotidianidad de Martin –quien dedica parte de su tiempo a la atención de su hija Luisita–, entrelazando su paulatino declive en salud, su escasa interacción social con los habitantes del pueblo y ciertos elementos sutiles que muestran su estado mental: una moto que funciona de manera irregular y explosivas y violentas peleas de gallos, representación de la capacidad de la violencia capaz de arrasar con el destino de los involucrados.

Este drama examina la psicología de un hombre atormentado, con personajes secundarios que anuncian la inminente pérdida de los estribos, un giro predecible en la trama predecible porque se vislumbra a lo largo de las sutilezas del entorno.

Si bien Ricochet cae en reiteraciones constantes e innecesarias alargando su premisa, contempla de manera sutil el torbellino de emociones desatadas por el duelo y la transición entre la vida y la muerte, así como del problema de impunidad que corroe a Latinoamérica.

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

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