FICM | Un estilista chilango en Morelia: Alfonso Cuarón

Con motivo de la visita de Alfonso Cuarón al Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) para presentar su nuevo trabajo, Gravedad (Gravity), revisamos la filmografía de uno de los directores mexicanos con más lustre alrededor del mundo. Alabado por el estilo visual de su cine, el desparpajo sexual de algunas de sus cintas o la profundidad filosófica en otras, Cuarón aun está lejos de alcanzar su máximo potencial y esperemos algún día lo logre.

Sólo con tu pareja (2001)

Tomás Tomás (Daniel Giménez Cacho) es un publicista con un apetito sexual insaciable, no deja monte sin bandera. Un buen día, una de sus tantas conquistas y desamores decide vengarse: cambia su examen de VIH de negativo a positivo. El acabose para cualquier chupamirto.

Acompañado por dos de sus colaboradores de cabecera, su hermano Carlos en el guión y Emmanuel Lubezki en la cámara, Cuarón debuta con un retrato del amor yuppie en la Ciudad de México lleno de clichés y estereotipos, aunque no por eso menos gozoso. Tiene sus fallas como la mayoría de las óperas primas, aunque ya era posible observar algunos de los rasgos más característicos de su cine: buena dirección de actores, atención al detalle, etc.

La princesita (A Little Princess, 1995)

Sara (Liesel Matthews) termina en una escuela para señoritas cuando su padre se enlista en el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial, ahí colisiona con la represiva directora del lugar. Las cosas se complican cuando su padre desaparece en acción y todos sus bienes son incautados por el gobierno británico. Las creencias (toda niña es una princesa) y la creatividad desbordada de Sara se pondrán a prueba.

Cuarón logra hacer un relato desde una perspectiva infantil sin menospreciar a sus personajes o infantilizarlos, además es uno de sus trabajos más logrados visualmente. Es el primer paso de lo que vimos después en Harry Potter 3.

Grandes esperanzas (Great Expectations, 1998)

La clásica novela de Charles Dickens se ha adaptado en diversas ocasiones a la pantalla grande y chica, posiblemente la más famosa sea la de David Lean del 46. La versión de Cuarón traslada la acción a nuestros días para darle un toque moderno al relato. El huérfano Finn (Ethan Hawke) se enamora de la evasiva rubia perfecta (Gwyneth Paltrow), pero su posición social le impide ser más lanzado con la morra. Un misterioso mecenas convertirá a Finn en un popular artista citadino, ¿será merecedor de los favores de la doncella soñada?

El principal problema de la cinta es su guión –escrito por Mitch Glazer–, la mayoría de los personajes carecen del desarrollo necesario para hacer caminar la historia y por momentos se enfoca demasiado en la trama romántica. Ante eso, Cuarón opta por hacer viñetas de las situaciones recargado en la hermosa fotografía de Lubezki.

Y tú mamá también (2001)

En su regreso a territorio nacional, Cuarón nos llevó de road trip y de paso nos entregó una de sus cintas más flojas –de nuevo con guión de su hermano–. Potenciada en la taquilla por el morbo de los desnudos y los besos charolastras, la película tiene como protagonistas a un par de adolescentes calienturientos, Julio (Gael García Bernal) y Tenoch (Diego Luna). El primero pertenece a una familia de clase media y el segundo es hijo de algún político influyente, en una fiesta conocen a Julia (Maribel Verdú) y la convencen de hacer un viaje a una utópica playa mexicana.

El libreto nunca se decide entre ser una aventura sexual o apunte social, la mayoría de las ocasiones la narración –hecha por Daniel Giménez Cacho– anota detalles en potencia más interesantes que la historia de los dos amigos y su turista extranjera. La mano de Alfonso Cuarón se nota, sin eso el largometraje bien pudo ser una versión mexicana de American Pie.

Harry Potter y el prisionero de Azkaban (Harry Potter and the Prisoner of Azkaban, 2004)

La franquicia de Harry Potter tuvo un antes y un después con la llegada de Cuarón. En las primeras dos entregas, la aventura infantil imperaba. Para El prisionero de Azkaban, el cineasta mexicano logra hacer creíble el crecimiento de los personajes, logra retratar de manera convincente ese paso llamado pre-pubertad.

El maguito salvador de la humanidad (Daniel Radcliffe) debe enfrentar su tercer año de escuela mientras un misterioso mago escapa de la cárcel para cobrar venganza… y él parece ser su objetivo. En su primera incursión con un gran presupuesto –unos 130 millones de dólares–, Cuarón salió bien librado con la crítica y el público.

Niños del hombre (Children of Men, 2006)

Podríamos decir que Niños del hombre es la consagración de Cuarón como auteur, su boleto de entrada a las ligas mayores.

En el año 2027 la humanidad se ha vuelto infértil y el panorama luce oscuro. En medio del caos, una mujer se embaraza de forma milagrosa. Theo (Clive Owen) es un hombre acosado por su pasado, apático y solitario, inesperadamente es la persona encargada de escoltar el tesoro más grande del planeta a un lugar seguro.

Aderezada con un soundtrack increíble, sólidas actuaciones y detalles que nutren la trama principal –como ese tributo al Animals de Pink Floyd–, Niños del hombre es un relato convincente sobre el fin del mundo. Uno que llega lenta y dolorosamente, a diferencia de los explosivos apocalipsis que Hollywood acostumbra entregar.

Gravedad (Gravity, 2013)

La trama de la cinta más reciente de Cuarón no podría ser más simple: después de ser impactados por desechos espaciales, dos astronautas quedan a la deriva y a merced de la inmensidad del vacío. ¿Lograrán sobrevivir?

Sin alcanzar la resonancia filosófica de Niños del hombre, Gravedad es un emocionante film de aventuras apuntalado por arrebatadores efectos especiales –nunca el espacio había lucido tan real– y la preciosa fotografía del maestro Lubezki. Algunos han tildado a Gravedad de poco ambiciosa, de no ser la nueva Solaris o 2001: Odisea del espacio, pero ese nunca fue el objetivo de Cuarón. Este es un proyecto pequeño, personal, en el envase de un blockbuster gringo. Uno que no necesita de aliens o complicada ciencia ficción para ser sobrecogedor.

Por Rafael Paz (@pazespa)
Publicado en asociación con Revista Freim!

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