Entre los cambios que se encuentran en la etapa de la adolescencia se encuentra el deseo por encontrar un sentido de pertenencia en el mundo y en un grupo social. No obstante, el proceso de búsqueda involucra experiencias cruciales que definen el entorno familiar y los vínculos de amistad.
Esto no es Berlín (2019) construye un relato que entreteje rebeldía y un paulatino proceso de madurez rodeado de fiestas y cultura underground. Ubicada en 1986, año del Mundial de Futbol celebrado en México, Carlos (Xabiani Ponce de León) es invitado a “El Aztech”, club nocturno en el que no únicamente encuentra el arte contemporáneo, post punk, drogas y libertad sexual, sino también pone a prueba su amistad con Gera (José Antonio Toledano).
La perspectiva del realizador Hari Sama (Despertar el polvo, El sueño de Lú) retoma elementos característicos del coming of age que influyen en las decisiones de su protagonista y en sus intereses. Desde el núcleo disfuncional en el que Carlos convive con su madre Carolina (Marina de Tavira) hasta la guía espiritual de su tío Esteban (el propio Sama en el papel), sus parrandas poco a poco moldean una perspectiva de la vida y sus aficiones que encuentran expresión a través de la escena underground y el desenfreno.
El guion de Rodrigo Ordoñez, Max Zunino y el propio Sama retoma con acierto a la cultura de los años ochenta en la que las arcadias, la apariencia dark inspirada en The Cure, el soundtrack que resalta la rebeldía adolescente a través de Joy Division, Judas Priest y Roxy Music y el futbol impactan en los jóvenes, remarcando los típicos aspectos de vivencias de juventud como peleas, salidas a espaldas de los padres y curiosidad sexual.
Así, la liberación adolescente encuentra eco en la vida nocturna, luces en neon y en el rechazo a la convencionalidad, retratadas con la fotografía de Alfredo Altamirano. La temeridad de Carlos y Gera desemboca en una paulatina separación que encuentra un camino respectivo a la madurez, entrecruzando la contracultura de vertientes artísticas alternativas, poesía, el feminismo representado con Rita (Ximena Romo) y escenarios ideológicos de la clase baja.
Sama transita entre el desenfado de la fiesta a la oscuridad en la asimilación de experiencias para explorar aspectos sociales como la clandestinidad de los clubes nocturnos en una década en la que el punk era condenado por la sociedad mexicana. Nico (Mauro Sánchez Navarro) guía a Carlos hacia el submundo de la cultura contemporánea y transgresora inspirada del arte europeo que quedaba rezagado ante otras tendencias, tomando aspectos politizados y transgresores que marcan la ruptura de ciclos para provocar la aceptación personal.
Si bien Esto no es Berlin retoma aires experimentales con temáticas adolescentes ya conocidas, agrega un aspecto profundo sobre la búsqueda de identidad, los contrastes de la cultura y la música, añadiendo un estilo desenfadado y explosivo que traza la evolución de sus jóvenes personajes y su reflexión de la situación social en México.
Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)
