En lugar de adaptar alguno de los muchos relatos de la serie Goosebumps, la película sobre ella nos lleva a conocer diversos personajes del universo literario de R. L. Stine, además de presentar una historia personal (aunque completamente ficticia) que tiene al mismo autor como uno de los protagonistas. Stine (interpretado por el Jack Black de toda la vida) es imaginado como el clásico señor malhumorado del vecindario promedio de los suburbios norteamericanos. Similar a Monster House, otra cinta infantil con tintes de terror y aventura por igual, aquí la trama inicial es sobre un jovencito cuyo vecino y padre de su nueva amiga (Stine) actúa de manera hostil, aunque pronto descubriremos que en realidad no es una persona malvada, sólo está protegiendo a los demás de un peligroso secreto que involucra (en este caso) a su biblioteca personal.
Goosebumps pronto se revela como una simple cinta de aventuras con mensaje de armonía para toda la familia, en la que van desfilando diversos monstruos (una verdadera amenaza para alterar la paz del vecindario). Realmente no hay mucho más: ver al equipo de protagonistas (el jovencito, su mejor amigo, además de Stine y su hija) tratando de detener la invasión de los monstruos; el resto de los personajes humanos (una madura Amy Ryan como la mamá del protagonista, la tía chusca, unos policías caricaturescos) son prácticamente irrelevantes.
Además de referenciar en más de una ocasión la conexión entre R. L. Stine y Stephen King (primero un gag que los pone como autores rivales, luego la aparición de un payaso similar a Pennywise), brevemente se expone una versión del origen de Stine como autor: un niño solitario que encontró en sus creaciones literarias a los amigos que el mundo nunca le dio. El resentimiento hacia la vida real, aparentemente, lo hizo “vengarse” creando personajes monstruosos, aunque esto finalmente se salió del control. No hay una gran explicación detrás de lo fantástico, simplemente se menciona una máquina de escribir tan anticuada como mágica que hizo que toda la tinta impregnada en las páginas de los libros cobrara vida.
Así, es disfrutable el desfile de personajes clásicos, como el Abominable Hombre de las Nieves (parecido a los simios de las nuevas Planet of the Apes), el Hombre Lobo, aquellos evocadores del terror de los cincuenta (la Mancha Voraz, los insectos gigantes) e incluso el que hace que Goosebumps se una a la muy particular lista de películas sobre muñecos ventrílocuos malévolos. Algunos monstruos tienen más presencia que otros, aunque la gran mayoría carece de trasfondo alguno. Mero entretenimiento sin mayor pretensión.
Por Eric Ortiz (@ElMachoBionico)
