Una entrevista con Daniela Alatorre sobre Retiro

En Retiro, como explica su sinopsis oficial, Daniela Alatorre “explora el vínculo entre tres generaciones de mujeres que luchan por reafirmar su independencia en una sociedad paternalista. Una historia de amor familiar y valentía, que celebra la fuerza femenina, indagando con delicadeza en los inesperados lugares donde ésta se congrega”.

Con motivo del próximo estreno del documental (27 de mayo), recuperamos una charla con la directora sucedida un par de semanas atrás en Derretinas. ¿Qué la llevó a retratar esta historia? ¿Qué la fascinó de este espacio de convivencia femenina? Esto fue lo que nos contó Daniela Alatorre:

¿Cómo llegaste a la historia del documental? ¿Qué te llevó a hacer Retiro?

Daniela Alatorre (DA): Es una película que hice durante muchos años, yo llevaba un tiempo trabajando en el Festival Internacional de Cine de Morelia como productora y programadora, me había involucrado en algunos proyectos documentales también como productora. En algún momento decidí hacer una maestría en cine en Nueva York en la Escuela de Artes Visuales y pensando en el proyecto que quería hacer pensé en Marina, que es la abuela de esta historia, yo la conocía desde hacía mucho tiempo, era cocinera de la casa de fin de semana de mi padre.

Recuerdo que me contaba que iba a un retiro de mujeres, donde había miles de mujeres, no sé 2,500-3000 mujeres, durante una semana a adentrarse. Tenía mucha curiosidad de entender qué era este espacio católico, religioso donde esta mujer del campo, del México rural encontraba fortalezas. Fue así como decidí ir al Santuario de Atotonilco al retiro de mujeres, puedo decir que con muchísimos prejuicios sobre este espacio religioso de congregación.

Lo que encontré, lo que estaba sucediendo a la par de este discurso religioso de de los sacerdotes, era una camaradería y un acompañamiento femenino increíble, poderosísimo, en el que estas mujeres encontraban refugio de su vida cotidiana, encontraban compañía femenina y un espacio donde llevar a sus hijas y nietas. Donde muchas generaciones de mujeres se acompañan y tienen un momento para salir de su vida cotidiana, les es muy necesario.

Como espectador no esperas encontrar estos pequeños gestos de desafío, en tu caso, ¿recuerdas cuál fue el primer gesto con el que te encontraste?

DA: Una de las cosas que más me impresionó es que en este espacio religioso podemos pensar, evidentemente, en el discurso de la iglesia. Busca mantener el estatus de la Iglesia, eso no lo voy a negar. Lo que más me impresionó es que para la mayoría de estas mujeres ir al retiro durante una semana significa dejar sus casas, a los maridos, a los animales, a los hijos, a los nietos. Es un acto de rebeldía, entonces hay una cosa de las mujeres con otras mujeres de “vamos al retiro, la primera vez a mí tampoco me dieron permiso”. Ese pequeño acto de rebeldía, independientemente del contexto religioso, lo que obliga es a reflexionar un poco sobre su lugar como mujeres en esta sociedad.

Otra cosa que me encontré ahí, es que la mayor parte del tiempo están lavando ropa, en la cola para las regaderas, comiendo con otras mujeres e intercambiando experiencias y vivencias que normalmente no compartirían con otras mujeres en otros contextos y en otras partes del país. No importa el contexto, muchas mujeres juntas, miles de mujeres, la compañía femenina es poderosa y esa compañía femenina, ese encuentro de fortaleza a veces sucede en los contextos más inusuales. Históricamente, en América Latina y en México, en los espacios religiosos se ha permitido que estén entre mujeres, platiquen entre mujeres y exista tiempo de mujeres. Me parece bien interesante cómo estos espacios religiosos se vuelven pequeños espacios de resistencia femenina.

¿Es un poco contradictorio, no? Un retiro religioso y paternalista, en apariencia el único espacio en el que estas mujeres tienen un poco de libertad.

DA: Me enfrenté con esto desde el principio, decidí no huirle a las ambigüedades y a las contradicciones. Me parece que este espacio, este retiro, todo lo que sucede en este lugar es una cosa llena de contradicciones y ambigüedades. Me interesaba abrazar esa ambigüedad porque una cosa no anula la otra, históricamente han sucedido al mismo tiempo. La reflexión sobre qué significa ser mujer no sólo se da en las ciudades, no sólo se da en grupos que se autodenominan feministas, se da también en el México rural.

Está construcción de nuestra idea de o femenino, de ser mujer, de cómo nos relacionamos con el mundo se da en varios ámbitos, incluyendo el ámbito rural, entre mujeres que al final son un poco los pilares de las familias latinoamericanas y mexicanas, eso era lo que me interesaba. Cuando fui a ese retiro me sorprendió que no era lo que yo esperaba, que estaba sucediendo a la par de manera contradictoria una cosa que era completamente distinta a lo que yo me esperaba, ahí era donde estaba mi película. Me interesaba ver todos estos lugares comunes del campo: alimentar a los animales, la fiesta de 15 años, la familia y la mamá soltera, verlos desde una perspectiva distinta y desde esa perspectiva de qué significa la compañía femenina.

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Ahora se discute mucho la llegada de personas a un entorno ajeno, ¿cuál es el papel del documentalista? ¿Cómo te acercaste para evitar ser intrusiva?

DA: Es uno de los temas más importantes a los que me tuve que enfrentar, fue un largo proceso de rodaje y edición, la película se estrenó en el Festival de Cine de Morelia y obtuvo una mención especial. Luego estuvo en Ambulante. Una de las cosas que yo tenía claro desde el principio es que estaba en una doble posición de poder; uno, por estar detrás de la cámara; y dos, por la manera en que conocí a mis personajes. A Marina, la abuela, la conozco desde hace 23 años y era la cocinera de la casa de fin de semana de mi padre. Esta doble posición de poder hay que asumirla, entenderla y aceptarla. Es constantemente estar revisando cuál era mi posición.

Una cosa importante para mí era que la perspectiva de lo que sucede en el retiro, de lo que sucede en la vida cotidiana, de lo que sucede con la familia en la fiesta de 15 años es la perspectiva de ella, es en su voz. En el retiro, muchas veces me peleaba con esta idea de cuál es la voz del realizador o de la directora, en algún momento me tuve que dejar de pelear con eso y aceptar que me interesaba que fuera su voz la que estuviera al frente y al centro de esta película. No importaba mi opinión sobre el retiro, yo buscaba crear un espacio en la película para realmente entender a través de su perspectiva lo que estaban experimentando.

Decidí entrar al retiro sola, hice la fotografía y el sonido. Además fui con una cámara enorme, que se veía desde todas partes. No quería ser una mosca en la pared, constantemente mostraba que estaba ahí, que estaba grabando y que tenía una cámara gigante. En la película dejé muchos momentos en los que ellas me miraban a mí, a la cámara, que se vea que me están viendo a mí y que hay una relación entre mis personajes y yo, que obviamente estoy en un lugar distinto porque estoy en una posición de poder a la hora de grabar este espacio íntimo y privado al que van estas mujeres una vez al año.

¿Las mujeres que aparecen a cuadro han visto la película?

DA: Sí, por supuesto, a la premiere en el Festival de Cine de Morelia vinieron Marina, Perla, Soyla y los hijos de Marina. Desgraciadamente Joaquín, el esposo de Marina, murió unos meses antes de que terminara la película. Creo que Marina la vio como una película que que la conmueve por todo ese retrato, porque además ella acababa de perder a su marido. También ese retrato de ese espacio tan importante para Marina. Me acuerdo el día que llegué al retiró, fue muy duro, porque Marina me dijo: “mija, mi casa es tu casa, pero esta es la mía”, como en plan “aguas, nomás no te vayas a meter, lo que tú quieras pero hay que acomodarse bien”.

Perla la vio antes de que estuviera terminada, fueron tantos años grabando con ellas que es una mujer muy distinta de los 15 años a ahora que está por terminar la carrera. Unna de las cosas que me decía es “me gusta pensar que sigo pensando de la misma manera. Amo a mi mamá, amo a mi abuela y la respeto, pero sigo queriendo una cosa diferente, sigo siendo una generación que busca algo distinto”.

Sentí que por lo menos las estaba retratando de una manera fiel a lo que ellas hubieran querido que fuera el retrato de su vida y la relación entre estas tres generaciones.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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