El found footage parece paralizado como subgénero, las críticas que provoca también. No es para menos, podríamos revisar las últimas 20-30 producciones dedicadas al estilo de filmación y sería complicado hallar motivos para, en verdad, entusiasmarse. Las causas son sencillas de encontrar: el bajo costo es lo más importante; cómo intentan aprehender la realidad tener buenos actores no es importante; tampoco un director con grandes habilidades detrás de la lente. Hay sus excepciones, claro, pero son los menos. Eliminar amigo (Unfriended, 2015) es uno de los contados casos de una cinta suscrita al subgénero que intenta jugar, al menos, con su estética y buscar nuevas formas de narración, aun cuando su desarrollo se vea limitado por esa misma elección de intentar introducir una innovación: desarrollar la película, casi, por completo en la interfaz de una computadora.
En el primer aniversario luctuoso del suicidio de una de sus mejores amigas, Blaire (Shelley Hennig) mira el video viral que precipitó la decisión de Laura (Heather Sossaman), donde la segunda está tan borracha que mancha sus calzones. Pasa el tiempo checando su mail, pasando de una canción a otra, actualizando su estado en Facebook, en resumidas cuentas, haciendo lo mismo que cualquier otro veinteañero con acceso a internet. Una candente videollamada con su adorado novio, Matt (Moses Storm), se ve interrumpida por sus amigos y cosas extrañas empiezan a suceder en las aplicaciones de Blaire, alguien se introdujo en las redes sociales de la difunta para obligarlos a participar en un perverso juego donde sus secretos más íntimos serán revelados y el verdadero culpable del bully virtual contra Laura saldrá a la luz.
Si bien el uso de una interfaz como elemento narrativo no es exactamente novedoso, se aplicó anteriormente en Persecución virtual (Open Windows, 2014) y en uno de los cortometrajes de la primera V/H/S (2012), The Sick Thing That Happened to Emily When She Was Younger. La cinta de Nacho Vigalondo aplica los recursos estéticos de manera similar a Eliminar amigo, aunque su espíritu es más cercano al del thriller que al terror. El director Levan Gabriadze y el guionista Nelson Greaves conocen las reglas del slasher setentero y tratan de actualizarlas, olvidando aquello de que el sexo te lleva a la muerte y enfocándose en el temor de vernos vulnerables ante la tecnología.
Ya en El pasado ha muerto, Issac Asimov alertaba sobre los peligros de conocer las actividades a cada momento de las personas a nuestro alrededor, aunque el escritor nunca imaginó que la divulgación sería voluntaria. En Unfriended esa premisa es adecuada a nuestro tiempo, tomando como ejes el anonimato del internet y el miedo de ver algo “privado” a la mano del resto de los usuarios. Así se busca una reflexión sobre nuestro papel como generadores de esa información y la hipocresía inherente en cada linchamiento cibernético. Yo miembro de la comunidad participo porque las consecuencias del acto no son claras y dan la sensación de pertenencia, la barrera entre la realidad y lo virtual se difumina cada vez más con el avance tecnológico haciendo la distinción complicada. Incluso Gabriadze se da tiempo de experimentar visualmente con interfaces pasmadas buscando darle textura a su película o usar canciones como contrapunto irónico, como dicta el canon cinéfilo posmoderno, a los sucesos de la trama.
Eliminar un amigo es una representación de las ansiedades juveniles, y no tanto, que la tecnología ha provocado. El bully y sus secuelas sin los azotes autorales de Después de Lucía (2012). Una cruza entre Sé lo que hicieron el verano pasado (I Know What You Did Last Summer, 1997) y Saw: juego macabro (Saw, 2004) para los millennials. Cuando Jess (Renee Olstead) dice entre sollozos “Yo voy a perder” al comienzo del juego, es porque sabe, como nosotros, que no hay forma de ganarle al internet. Lo sabe todo de nuestras vidas, nosotros le abrimos la puerta sin chistar.
Por Rafael Paz (@pazespa)