#ElBotadero Chicas Pesadas 2

Antes de que Lindsay Lohan se convirtiera en la crackwhore que es ahora era considerada una estrella en potencia, me refiero a sus habilidades histriónicas y no a su habilidad para aparecer ebria cada que se atravesaba un paparazi. Gran parte de ese prestigio ganado hasta ese momento se debía a Chicas Pesadas (Mean Girls, 2004).

Mean Girls evolucionó de un producto MTV –de la etapa de transición de música a RealityTV–  a película de culto, sólo basta dar una vuelta por la internet para ver la cantidad de frases que anidaron en el inconsciente colectivo, merito que corresponde a Tina Fey, guionista de la cinta.

Y debido al status de culto alcanzado no es extraño que un día caminando por mi botadero favorito me encontrara con Chicas Pesadas 2 (Mean Girls 2, 2011), la cual obviamente ni siquiera llegó a las salas de cine de EU, sino que fue lanzada únicamente para la caja idiota.

La secuela maneja más o menos la misma trama que la original y digo más o menos por que sería como comparar una Hummer y un Volkswagen, sí los dos son automóviles, tienen cuatro ruedas, un motor, sirven para moverse del punto a al punto b, etc.,pero ¿en realidad son remotamente parecidos?

Ahora, nuestra protagonista es Johanna ‘Jo’ Mitchell (Meaghan Martin, no se preocupen si no la conocen sus actuaciones más memorables son junto a los Jonas Brothers, Pffff) cuyo padre es mecánico de Nascar o alguna gringada por el estilo, por lo tanto se dedica a viajar por todo el país y debido a eso la pobre Jo cambia de escuela constantemente.

La trama se complica cuando “Las Plásticas”, las chicas cool/fashion/hip/buena onda/arpías de la escuela, se ensañan con Abby (Jennifer Stone) y su padre decide pagarle a Jo para que sea su amiga.

El universo creado por Tina Fey (a quien conocen por su trabajo en SNL o 30 Rock) para la primera parte se aprovechaba de los arquetipos de los chick flicks y las teen movies para tratar temas más importantes que pasaban en los EU del 2004. Recordemos que la guerra en Irak y Afganistán estaba en su apogeo y los estadounidenses miraban como una amenaza a todo aquel llegado del exterior y que no fuera blanco y de dientes perfectos. Todos esos aspectos valiosos del guión de Tina Fey son echados por la borda para la secuela, en lugar de darle fribra y sustancia al chick flick lo convierten en una especie de Sex and the City para preadolescentes.

Chicas Pesadas 2 nunca debió existir, aunque sea un producto pensado para televisión, así como la mayoría de las segundas y terceras partes que se manufacturan hoy día.

Lo único que permanece de una a otra película es Tim Meadows que repite en su papel de director de la escuela, pero incluso sus apariciones lucen como sketches de Otro Rollo o de La Hora Pico. Y nunca pensé en teclear la siguiente frase, pero la vida da muchas vueltas: cómo se extrañan las actuaciones de las protagonistas originales.

Lindsay Lohan, Rachel McAdams, Lacey Chabert y Amanda Seyfried son diosas de la actuación en comparación al nuevo reaparto. Mis respetos para la señorita Seyfried actuar de estúpida –bimboo dirían los gringos– tiene su chiste. El elenco de la secuela mantiene un tono digno de Agujetas de color de rosa o de capítulo sobreproducido de La Rosa de Guadalupe.

Chicas Pesadas 2 carece del valor trash de la mayoría del cine de Serie B americano, aun hoy día se hacen buenas cosas como Hobo with a Shotgun (2011) o Black Devil Doll (2007) y está lejos de convertirse en una película de culto como lo es su predecesora. Lo único que puedo asegurar es que Mean Girls 2 es un mal cálculo comercial –y verla es como tener cálculos renales–. Sólo eso y nada más.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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    Ya viene una película sobre The Lonely Island

    1 Response

    1. Guadalupe

      Jajajaja, tu crítica es muy divertida, y tal vez solo por eso, si me encuentro algún día con la película, y me sobren 10 pesos (no pienso pagar más), la vea (solo por curiosidad)….en definitiva, son raras las veces que las segundas partes funcionan.

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