‘El justiciero’: Violenta venganza

Robert McCall (Denzel Washington) es un empleado en una tienda de autoservicio que cada noche coincide en el mismo restaurant con Teri (Chloë Grace Moretz), una joven prostituta con quien platica y le brinda un poco de ánimo antes de salir a hacer su odiado trabajo. Cuando la vida de Teri peligra tras una golpiza propinada por la mafia rusa, Robert decide vengarse y hacer justicia por sus propias manos, atacándolos por donde más les duele: el dinero. Los rusos no se quedarán cruzados de brazos e irán a cobrar con sangre las pérdidas económicas ocasionadas a su organización, sin saber que McCall es más que un simple vendedor de artículos para el hogar.

Denzel Washington se vuelve a poner bajo las órdenes de Antoine Fuqua, 13 años después de ganar su segundo Oscar gracias a Día de entrenamiento (Training Day, 2001), en una cinta mucho menos seria, cargada de acción y mucha testosterona.

La película realmente no ofrece nada nuevo. Es una de esas cintas en donde un solo individuo logra hacer en pocos días lo que la policía no ha podido hacer en años de operaciones. A pesar de que nunca sabemos quién es realmente Robert McCall, algo dan a entender acerca de un triste pasado y un entrenamiento militar que deja a Batman corto, con quien comparte el estar escondido entre las sombras para defender al inocente y hacer caer a los malos sin ser detectado.

Denzel, como ya es costumbre, hace sin mucho esfuerzo una sólida actuación que se ve apoyada por el neozelandés Marton Csokas, quien, a pesar de verse un tanto caricaturesco en más de una ocasión, la hace muy bien de contraparte como el malvado mafioso en busca de venganza. Entre los dos levantan una película que tenía poco hacia a donde hacerse. La cinta de Fuqua tiene demasiados pecadillos que la alejan de ser una película decente. La cantidad excesiva de clichés del género la vuelven predecible y, en más de una ocasión, risible. Irónicamente, las escenas de humor terminan por ser algo sobradas, además de ser una de esas películas que bien le pudieron haber recortado media hora y no hubiera pasado nada.

Lo que efectivamente logró hacer Fuqua fue tapar el sol con un dedo y disfrazar todos esos detalles con las actuaciones de sus protagonistas, pero sobre todo con una gran mezcla de thriller, acción y violencia gráfica que logran distraer lo suficiente como para considerar verse benévolo ante todas sus fallas.

Al final, El Justiciero termina siendo una de esas películas en las que si solamente se quiere pasar el rato viendo al bien triunfar sobre el mal de una manera sangrienta, violenta e involuntariamente risible, es la perfecta y entretenida opción.

Por Luis Arredondo

    Related Posts

    Diarios del TIFF21 – Día 4
    Diarios del TIFF 2020 – Día 6
    Fantastic Fest 2018: ‘Suspiria’ de Luca Guadagnino
    Mandela vs el muro: 10 películas para entender el apartheid
    ‘Los 7 magníficos’ y lo artificial de lo artificioso
    ‘Buenos vecinos 2’: Intercambio de roles