Es difícil abordar una película de la cual todo el mundo está pendiente –o al menos parece, estarlo.

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte parte 2 es sin dudas la película del verano –uno muy descafeinado, por cierto-, y se coloca un escalón debajo de Kung Fu Panda 2 en cuestión de calidad.

No es tampoco que tuviera mucha competencia, ¿Transformers 3?, por favor.

Eso no le quita meritos a la entrega final de la serie, lo verdaderamente increíble del fenómeno desatado por Harry Potter es haber mantenido el interés de los estudios y el público por más de una década.

Lo cual en estos tiempos de redes sociales e internet es un verdadero logro. Para no ir más lejos, tomemos el ejemplo de Batman, franquicia que tendrá su tercera parte en el 2012. A pesar de ser más exitosa entre la crítica “especializada” que Potter, después de The Dark Knight Rises el estudio ha decidido, que no importando los resultados que tenga la película, habrá un reinicio. De ahí que una década con el maguito resulte un logro.

De igual forma, debe contarse como un objetivo conquistado el haber penetrado en distintas generaciones, no sólo niños y adolescentes se enamoraron del universo de J.K. Rowling, los papás de los niños también. Conozco varios señores mayores de cincuenta años que le robaban a sus hijos los libros, incluso terminaron la lectura antes que sus vástagos, además de que eran los más interesados en ir al cine a ver las películas. O en mi caso, el día que acudí a la sala de cine puedo asegurarles que había más adultos disfrazados de los alumnos de Hogwarts que niños. ¿Qué tan grande será el fenómeno que analistas políticos le dedican un espacio? Click para un ejemplo.

Cinematográficamente hablando, Harry Potter 7.2 no impresiona, cumple sí, pero sólo eso.

Es cierto que David Yates encontró en su cuarta película de la serie –tres si contamos el final como una sola- el tono y ritmo adecuados para sus personajes. A pesar de esto, el resultado final sigue estando muy lejos de lo obtenido por Alfonso Cuarón en la tercera parte.

En cuestiones de guión, resulta tortuoso e inútil entrar a la discusión sobre la adaptación de los libros al celuloide, queda decir que se hace patente que los guionistas se enfrentaron constantemente a complacer o no a los fans, lo que deriva en momentos culminantes un poco apresurados, por no decir en modo Blitzkrieg, con todo y sus más de dos horas de película.

Lo que se hace patente, es el conocimiento que sus tres protagonistas tienen de sus personajes, con siete películas ya sería el colmo. Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint hacen un buen trabajo histriónico, acompañado por un coro de excelentes actores británicos como: Ralph Fiennes, Alan Rickman, Michael Gambon, Helena Bonham Carter, Maggie Smith, etc. Así el trabajo de los actores se convierte en el punto más fuerte de todo el filme – y de toda la serie de paso.

Quisiera decir que con el estreno de la última película nos hemos librado de Harry Potter, pero lo dudo. El éxito comercial asegura que seremos atacados por un largo tiempo con repeticiones de tv, por decir lo menos.

Aunque, pensándolo bien, tal vez no sea tan malo.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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