‘El aro vs La maldición’ y los cruces de franquicias

Fusionar a dos franquicias exitosas en un solo producto parece una buena idea, al menos en el plano monetario. Dos bases de fanáticos se unirán, en teoría, para generar una mayor cantidad de ingresos que si lo intentaran por su cuenta. ¿Qué podría salir mal? Así hemos visto pasar por nuestras pantallas a producciones de todo tipo originadas alrededor del globo buscando conectar personajes de universos diferentes en un plano coherente (desde Drácula y Frankenstein peleando contra vaqueros, a King Kong contra Godzilla, o Los Simpsons visitando Padre de Familia), resultando, la mayoría de los casos, en fracaso por incompatibilidad. Como cualquier matrimonio común y corriente.

El aro vs. La maldición (Sadako vs. Kayako, 2016), de Kôji Shiraishi, es un intento (bastante serio, por cierto) de reunir a dos de las franquicias de horror más populares de Japón en un plan muy diferente al round protagonizado por Freddy Krueger y Jason Voorhees hace unos años.

Un par de amigas niponas atienden a una clase de criaturas sobrenaturales donde escuchan la leyenda de Sadako, un espíritu que acaba con tu vida unos días después de ver una cinta prohibida. Al terminar con la sesión, ambas salen en busca de una videocasetera para transferir un video casero y terminan bajo la maldición. Del otro lado de la ciudad, una chica se siente atraída por una casa abandonada y al entrar al lugar adquiere una maldición gracias a los fantasmas que habitan ahí. La única solución para las tres mujeres será enfrentar a sus respectivas condenas espectrales y lograr mediante dicha artimaña salvar la vida.

La narrativa de la película busca mezclar las historias originales de ambos personajes, incluso recreando cuadro por cuadro tomas de las Ju-on (2000) y Ringu (1998), el humor existe aunque en pequeñas dosis y cercano a la risa seca que a la carcajada provocada por el pastelazo. El deseo de Shiraishi es hacer homenaje sus fuentes de origen sin llevarlo al punto del ridículo y mantener la esencia que ha enamorado a tantos fanáticos alrededor del mundo.

Es una pretensión que subvierte las expectativas sobre El aro vs. La maldición y la convierte en algo muy diferente, aun cuando no esté lograda del todo. El punto de arranque resulta interesante y plantea nuevos caminos a futuro para productos de este tipo, porque, gracias al Universo de Marvel, las franquicias seguirán cruzándose hasta que Skynet tome el control del mundo. La unión de franquicias nunca perderá sus grumos, después de todo cada personaje responde a necesidad diferentes, sin embargo hay maneras de convertir la oportunidad monetaria en algo atractivo.

Por Rafael Paz (@pazespa)
Publicado originalmente en Forbes México.