‘Dragon Ball Z: La batalla de los dioses’: Kame Hame Ha y el nostálgico regreso de Gokú

En el fandom del anime en México (y probablemente a nivel mundial), si se pregunta por una caricatura japonesa que sea una referencia directa de la infancia entre los años 80 y 90, la respuesta que se logrará encontrar con más frecuencia serán dos palabras: Dragon Ball.

Además de influenciar a posteriores mangas de cierto renombre como One Piece de Eiichiro Oda y Naruto de Masashi Kishimoto, la saga del mangaka de Akira Toriyama, publicada en Shonen Jump de 1984 a 1995, fue una de las encargadas de abrir el mercado del anime en tierras mexicanas. Su éxito ha llevado inevitablemente a la realización de múltiples películas, siendo Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses (2013) la más reciente de la franquicia. La historia, de Yusuke Watanabe y el motivo del regreso del propio Toriyama, se sitúa algunos años después de la pelea de los guerreros Z contra Buu.

Después de cientos de años, Bills, un dios de la destrucción con apariencia de gato, despierta de un largo sueño. Tras enterarse de la derrota de Freezer a manos de Son Gokú, queda intrigado por la supervivencia de la raza Saiyajin (ya que Bills estuvo involucrado en la destrucción del planeta Vegeta), se dispone a buscar a Gokú, en compañía de su asistente Wiss, para comprobar la veracidad de la leyenda del dios súper saiyajin.

El protagonista, emocionado por la visita de un ser poderoso, buscará enfrentarse a él, haciendo caso omiso de las advertencias de Kaio Sama con respecto al nivel de fuerza de Bills, llevando a la Tierra a un peligro inminente si se hace enfurecer al dios destructor.

Toei Animation produce la película número 18 de la saga. Dirigida por Masahiro Hosoda, el regreso de Son Gokú y sus amigos tras 17 años de ausencia en el ámbito cinematográfico el pasado mes de marzo en cines japoneses conllevó a que sus seguidores en diversos lares del mundo insistieran a través de las redes sociales en traerlos de vuelta a las salas, destacando Latinoamérica.

Tratando de olvidar el desastre que significó la versión live action de Dragon Ball: Evolución en 2009 y a diferencia de otras cintas de Dragon Ball Z, La batalla de los dioses cuenta con una trama más desarrollada. Presenta un suceso acontecido después de la pelea contra Boo y antes del epílogo de la serie, con un antagonista cuya función divina es simplemente finalizar la vida de los planetas con destrucción por mero designio superior, sin buscar la conquista de la Tierra, este último argumento siendo recurrente en Dragon Ball.

A su vez, la presencia de varios de los personajes de la serie de Toriyama en la fiesta de cumpleaños de Bulma enaltece el esperado regreso, con todo y la mayor parte del elenco del doblaje latino original: desde Gokú (Mario Castañeda), Vegeta (René García), Piccolo (Carlos Segundo) y Bulma (Rocío Garcel), hasta Shen Long (Abel Rocha), por mencionar algunos, aunque la ausencia de Laura Torres como Gotten es notoria. Un tanto innecesarios son los cameos de Pilaf, Mai y Shu, con apariencia infantil a causa de un malentendido en una previa petición de un deseo a Shen Long.

La animación ofrece un nuevo estilo para Dragon Ball Z, al fusionar lo tradicional con el CG, aspecto evidente en una toma abierta a Capsule Corp y en las contadas batallas que suceden en el relato, entre ellas la de Gokú y Bills, en la que cada golpe, cada persecución en el campo de batalla y los vuelos en el cielo rememoran con fidelidad a la serie, no pudiéndose evitar relacionarlos en cuanto a estilo se refiere con videojuegos de la saga.

La comedia es más presente en La batalla de los dioses que en otras entregas de filmes de Dragon Ball, destacando los perfiles de Whis (el asistente andrógino con afición a degustar el más delicioso alimento gourmet) y el infantil Bills, quien busca siempre probar los manjares más exquisitos de una fiesta de cumpleaños (siendo el pudín el detonante de un enorme berrinche). A Vegeta se le ve comportarse como jamás se le había visto antes, abandonando su orgullo y haciendo hasta lo imposible para no despertar la furia del dios de la destrucción. Gokú… simplemente es el Gokú inocente, desenfadado y de buenos sentimientos que saca su carácter en los momentos más desesperados.

Con una historia que carece de profundidad en su concepción, con la presencia de la mayor parte de los personajes del manga, rescatando al doblaje de antaño para evitar la calamidad provocada por Dragon Ball: Kai y con la fórmula de espectaculares combates y entretenidos comic reliefs, Dragon Ball Z: La batalla de los Dioses es un buen “fanservice” para sus seguidores, con créditos finales incluidos que rescatan pormenores del manga.

La nostalgia no cobra vida en quienes desconocen sobre Dragon Ball, sino en los que vieron por televisión, después de jornadas escolares, los episodios de Gokú, sus aventuras, sus incontables batallas, la fuerza del Kame Hame Ha, sus amigos, némesis y la búsqueda de las siete esferas del dragón. ¿Quién alguna vez escuchó o entonó con ímpetu el “Cha-La-Head-Chala”?

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

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