Reggie es un pavo que vive con terror las fechas cercanas al Thanksgiving, temeroso de que le toque a él ser el platillo principal. Su vida es triste y solitaria porque, debido a sus creencias y preocupaciones, los demás pavos de la granja lo tachan de raro y mentiroso.
Su vida parece dar un giro cuando el presidente de Estados Unidos le otorga el tradicional indulto al pavo. Ahora Reggie lleva una cómoda y tranquila vida en la Casa Blanca; pero repentinamente su vida volverá a dar otro giro inesperado cuando aparezca Jake, el líder de “El Frente de Liberación de los Pavos”, lo ha reclutado para una peligrosa misión: viajar en el tiempo al año 1621 para cambiar la historia y evitar que los pavos sean el platillo tradicional del Thanksgiving.
Es normal que en las películas, sobre todo en las infantiles, animales, seres extraños u objetos cotidianos se enfrenten a situaciones irreales y las resuelvan gracias a su personalidad y pensamiento humano, como juguetes que intentan escapar de un niño que los maltrata, un ogro y un burro que van a rescatar a una princesa, un panda que se vuelve experto en artes marciales, y un larguísimo etcétera.
Si nos pusiéramos a pensar fríamente en lo que nos proyectan en la pantalla seguramente diríamos algo como “¿Un viejito que levanta su casa con un montón de globos y hace equipo con un niño gordo y un perro que habla para salvar a un pájaro? ¡No ma!”, pero al final terminamos por aceptarlo porque estamos conscientes que se trata de una película, que es ficción, tal vez la historia es atractiva, la animación es buena y muchos otros factores, como la forma en que está contada y manejada la trama, que hacen verosímil lo inverosímil; pero con esta de Dos pavos en apuros (Free Birds, 2013) eso simplemente no pasa.
Tal vez el argumento de un par de pavos que quieren terminar por fin con esa tradición de comer pavo en Día de Acción de Gracias puede resultar atractivo, incluso podría creer que viajen al pasado para lograrlo ¿por qué no?, finalmente es una película; pero precisamente ese punto ya mencionado de “la forma en que está contada y manejada la trama” es lo que no funciona.
Realmente no entendí qué era lo que querían lograr con esta película. Supuestamente es una especie de comedia de ciencia ficción para niños, pero es bastante aburrida, predecible, absurda, los chistes no funcionan, ninguna situación causa tensión, por más actitud simplona en la que se esté difícilmente hace reír o resulta disfrutable.
Tal vez si todo hubiera sido contado de una forma más caricaturesca la película hubiera podido funcionar, pero le dan una seriedad que es la que no permite que uno se ponga en esa actitud necesaria cuando se quiere ver una película de este tipo. Lo que funciona la mayoría de las veces es la poca o nula interacción que tienen los personajes con los humanos, pero en esta es demasiada, incluso hay una guerra entre pavos y humanos (es en serio).
Quién sabe qué era lo que tenía el personaje de Jake (algún tipo de trauma por lo que había vivido supongo) que de repente se le va el avión y deja de ser un duro soldado y se convierte en un pavo bobo, el pavo anciano que supuestamente es el sabio pudieron haberlo evitado y no hubiera pasado nada, la gente de seguridad del gobierno estadounidense también es bastante lamentable, en fin.
El discurso que se maneja en la película también es muy pretencioso. Claramente hay un discurso en contra de comer animales y de las grandes corporaciones que crían animales para el consumo humano. Los humanos son puestos como seres que matan a los animales no para comerlos, sino porque simplemente gozan el hecho de “asesinarlos” y los animales son las pobres víctimas que al final se sienten traicionadas por los seres a los que “amaban”. Un discurso que solamente podría gustarle a esos “veganos protectores de animales” que pululan en las redes sociales.
La película es una falla total; como todas las películas animadas estadounidenses la animación, el diseño de los personajes, los escenarios, todo eso está impecable, pero de ahí en fuera es poco, o casi nada, lo que se pueda rescatar. En serio, no vale la pena pagar ni perder una valiosa hora y media de sus vidas viéndola.
Por Luis Arredondo
