DocsDF | ‘Visitors’: La emoción binaria

El cine de Godfrey Reggio usualmente se ha decantado por presentar los efectos que fenómenos sociales sumamente complejos aunque de dominio público, como la globalización, tienen sobre la colectividad, a través de híper sofisticados montajes que con su ensamblado asocian conceptos de manera provocativa y atractiva. Basta con asomarse a la trilogía compuesta por Koyaanisqatsi (1983), Powaqqatsi (1987) y Naqoyqatsi (2002) para entender que Reggio tiene una concepción radical sobre como debe de ser representado el mundo y sus cambios, una en la que los chirriantes y graves acordes del brillante compositor minimalista Phillip Glass suman a la experiencia ofrecida.1

En su más reciente trabajo, Reggio, una vez más acompañado del reconocible aural de Glass, se centra en la relación existente entre el ser humano y la tecnología, así como el estado de trance al que nos induce, haciendo que las emociones y su expresión sean parte de un avanzado ensamblaje de códigos binarios y pixeles en el que nada queda a la casualidad y hasta la mueca más natural esta sujeta a un proceso mecánico. Reggio presenta una serie de rostros, filmados impecablemente, para adherirse a este principio sobre el cual gira el documental. Sin necesidad de testimonios escritos ni de recurrir a ningún tipo de verbalización, Reggio registra el gesto y la emoción de una colección de personajes que abarcan distintas razas y apariencias físicas, algunas de ellas aparentemente genuinas y otras muy probablemente fingidas.

Reggio nos expone a una audiencia que exhibe una galería emocional que nos devuelve el gesto contemplativo, creando un discurso metacinematográfico quizá hábil y simple pero que ante una audiencia que suele estar ensimismada no reconoce más que proyecciones internas, qué es precisamente a lo que un filme como Visitors apunta. La majestuosidad conceptual y visual de trabajos previos se contrae en un proyecto que parece tener más cabida en una exposición artística que como obra cinematográfica completa, ya que la idea de Reggio, potente como es, queda expuesta austeramente, particularmente si tomamos en cuenta lo que Reggio ya ha alcanzado tanto a nivel formal como discursivo.

Sin duda Visitors es una experiencia fílmica que merece ser experimentada, pero que probablemente dejará insatisfechos a muchos por lo aparentemente parco de su concepción visual, por más nítido y auralmente contundente que sea. Los visitantes de Reggio parecen ser esas emociones que se encuentran sepultadas bajo un trance psíquico, inducido por la sobre estimulación digital y la frialdad tecnológica. Un emoticón es más comprensible que un gesto.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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