Distrital | ‘Elektro Moskva’: La evolución electrónica

Bajo el lema “La electricidad será el motor que mueva a Rusia”, el gobierno de tiempos de la URSS invirtió mucho dinero en la invención y desarrollo de aparatos electrónicos que los ayudaran principalmente en la guerra y, en menor importancia, en prácticamente todos los aspectos de la vida diaria. A pesar de que dichos aparatos no se inventaron con un propósito musical, hubo un grupo de ingenieros y especialistas que aprovecharon el ruido que hacían durante su funcionamiento para crear melodías.

A lo largo del documental, muchos de esos especialistas narran la forma en que desarmaban aparatos en desuso y utilizaban los circuitos para crear piezas sonoras; además, relatan la evolución de dicha práctica hasta nuestros días, cuando músicos desarman juguetes chinos para aprovechar sus sonidos en los setlists de sus conciertos.

Este es un documental bastante interesante en dos aspectos: primero, en el aspecto histórico de la Rusia Soviética, donde la gente vivía inmersa en una decepción social ocasionada por el socialismo, la cual buscaban superar de algún modo, y, segundo, en cómo las generaciones posteriores a la Unión Soviética tomaron las prácticas musicales que se venían haciendo en el país por un largo tiempo y las adaptaron a su realidad actual.

La creatividad humana se retrata de manera impecable con todo el material de archivo y las entrevistas de las cuales se valen los directores Dominik Spritzendorfer y Elena Tikhonova para narrar su documental, destacando obviamente la maravillosa entrevista con Léon Theremin, que cuenta cómo fue que concibió e inventó el theremín, uno de los primeros instrumentos musicales electrónicos, además de material audiovisual donde podemos verlo tocándolo.

Tal vez la película pudiera resultar un poco tediosa primero por el ritmo tan lento en el que la narración llega a caer más de una ocasión, y, segundo, por el hecho de que hay exceso de tecnicismos y demasiados aparatos que, si no se tiene un conocimiento mínimo de ingeniería, circuitos, sintetizadores, etcétera, podrían terminar con cara de what. Pero en general es una buena película, donde reflejan claramente el modo ver la vida cotidiana del régimen soviético: nada funciona, pero tienes que hacer lo mejor de ella.

Por Luis Arredondo

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