DiCaprio quiere un premio

Arranca el 2012 y la temporada de premios está cada vez más cerca. Es en esta época del año que las distribuidoras deciden poner en cartelera todo aquello que puede llegar a tener nominaciones o premios. El estreno de la más reciente película de Clint Eastwood, J. Edgar (2011), responde a este fenómeno.

J. Edgar es una biopic sobre la vida de John Edgar Hoover, fundador del FBI y su más longevo director. El filme abarca exactamente esa etapa de su vida, desde unos días antes de que la agencia fuera fundada hasta el día de la muerte de Hoover –que esto no sea tomado como un spoiler, por favor, ya sabían que se iba a morir–.

Sin duda la carrera de Leonardo DiCaprio ha tenido altibajos –viene a mi mente Romeo + Julieta (1996)– y una sólida etapa como actor al mando de Martin Scorsese. Aunque ha sido nominado al Oscar en dos ocasiones, una por El Aviador (Martin Scorsese, 2004) y otra por Diamantes de sangre (Edward Zwick, 2006), es lógico que busque tener la estatuilla en las manos para sentirse completamente realizado como histrión y J. Edgar luce como un vehículo para lograr tal objetivo.

Esta biopic parece un paso seguro para los principales involucrados. DiCaprio posiblemente –nada es seguro– tenga una oportunidad para el Oscar y para Clint Eastwood es un trabajo sólido que le permite mantener el prestigio, por lo menos hasta el estreno de su próximo trabajo, el remake de A Star Is Born (Frank Pierson,1976), con Beyoncé.

Quizás ése es el mayor pecado de J. Edgar: nadie toma riesgos en aras de tener un paso seguro. La historia se nos narra como cualquier biopic de Hallmark y los momentos más escabrosos de la vida de Hoover –sus abusos de poder y su supuesta homosexualidad, por ejemplo– son vistos de manera bastante superficial. Pido una disculpa por adelantado, pero no pude contener la risa de ver a Dicaprio ataviado con las perlas y el vestido de su madre (Judi Dench).

Se nota la mano de Eastwood sugiriendo algunos subtextos en el guión, pero se quedan en eso: sugerencias. Esto bien pudo haber sido una reflexión de la paranoia que envuelve al pueblo nortemericano respecto a su seguridad. O qué tal una meditación sobre lo que la sociedad está dispuesta a sacrificar en aras de sentirse seguros.  O bien una disertación sobre cuánto poder debe ostentar un sólo hombre. Todos estos subtextos se hayan en el guión, pero ninguno es abordado de manera consistente.

Es probable que DiCaprio tenga oportunidad para el Oscar por su actuación, aparecer con vestido tiene que contar, hay que esperar para ver quiénes serán sus contrincantes. ¿Alguien dijo Michael Fassbender?

Por Rafael Paz

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