Destripando el celuloide

Una pareja de enamorados se besa apasionadamente bajo la luz de las estrellas. Recostados en la arena, absortos en la piel del otro, los amantes ignoran que están siendo observados. Una figura deforme acecha en la oscuridad y se acerca sigilosamente; los apasionados jóvenes continúan con sus caricias mientras el cazador furtivo cerca a sus presas; está tan cerca que puede escuchar cómo sus labios se rozan.

Esta podría ser una escena común en cualquier película de terror americana que se proyecta hoy en día alrededor del mundo, la gran diferencia es que esta escena en particular, termina con un descuartizamiento y forma parte de la primera película gore de la historia: Blood Feast (1963) de Herschell Gordon Lewis.

Grindhouse: salas de cine que durante los años 40´s, 50´s y 60´s se especializaban en mostrar filmes de bajo presupuesto1

Hace 37 años, dos productores de películas de bajo presupuesto estaban en busca de un nuevo ardid publicitario con el cual atraer espectadores al Grindhouse, ya que los “nudie cuties” –los equivalentes a las sexicomedias mexicana– perdían popularidad a una velocidad impresionante, lo cual, llevó a Gordon Lewis y a David F. Friedman a producir Blood Feast, una cinta con una historia inverosímil que, sin embargo, mostraba en pantalla algo nunca antes visto: incontables litros de sangre, acompañados de violencia explicita.

A partir de ese momento el “padre del gore”, como fue llamado Lewis, nunca dejó el género que creó; dedicó su carrera cinematográfica a él.

¿Qué es el gore?

El cine gore es “aquel que se regodea en la sangre (…) que lleva más allá los límites del paroxismo, la violencia gráfica”, define Jorge Grajales, experto en cine asiático y docente del Centro Cultural Woody Allen.

“Es el morbo” lo que lleva al público a buscar gore, “por eso se compra el Alarma2. A la gente le encanta, sirve para aliviarse, verse en el otro”, explica Grajales.

Una de las características más importantes del gore, es el impacto que logra en el público. La impresión en el subconsciente es tal, que el cerebro nunca olvida lo que está observando, inclusive muchas personas ríen al observar que alguien es asesinado.

Estas películas “son una manera segura de poder aliviar la tensión; para aliviarla ríen”, aunque “generalmente, las personas se desmayan, se impresionan demasiado”, y al final, recuerdan una “película más violenta de lo que en realidad es”, precisa el critico y programador, durante ocho años, del Cineclub ubicado en el Centro Cultural José Marti.

“Él vio algo diferente. Y lo hizo” -Herschell Gordon Lewis al ser cuestionado acerca del epitafio que desearía en su tumba 3

Los antecedentes del cine gore pueden buscarse a lo largo de la historia de la humanidad. En tiempos prehispánicos, los aztecas sacrificaban y ofrendaban seres humanos a sus dioses; en la Edad Media era común torturar y ejecutar en las plazas públicas a aquellos que quebrantaran la ley; los romanos tenían el Coliseo; hoy en día, en varias partes del mundo, es legal la pena de muerte; el gore es una respuesta a todas estas expresiones de la antigüedad, con la salvedad de que nadie sale lastimado.

Herschell y Friedman necesitaban ingresos y aprovecharon el morbo de todo el público para lucrar con él, pero no fueron los primeros en hacerlo, pues, en 1897, Oscar Meteiner fundó en Francia el Teatro Grand Guiñol4, el cual estaba basado en los estatutos naturalistas del filósofo Émile Zola. Las funciones del teatro consistían en ocho escenas cortas, en las cuales se representaban asesinatos, violaciones, mutilaciones, sexo, enfermedades, prostitución y sadismo; el éxito de cada función se media en la cantidad de personas que se desmayaban durante la función.

El Snuff, ¿una mentira?

Uno de los aspectos más criticados en el cine gore, es la violencia mostrada en pantalla y que esta pueda ser imitada por otras personas en la vida real. Después de todo, el cine siempre se ha nutrido de las historias de asesinos seriales; la gran obra maestra de Alfred Hitchcock, Psycho (1960), por ejemplo, se inspiró en el escalofriante caso de Ed Gein.

A las grabaciones de asesinatos, que son posteriormente comercializadas, se les llama cintas Snuff, sin embargo, todo eso podría ser solamente un mito.

“No existe”, sentencia Jorge Grajales, “es una invención de la industria fílmica de Nueva York, y todo comenzó a partir de una campaña publicitaria”, añade.

Grajales, al igual que muchos otros críticos, sitúa el comienzo del mito, en la cinta de 1976, Snuff, dirigida por Michael y Roberta Findlay, un matrimonio que se dedicaba a filmar películas de bajo presupuesto en Sudamérica.

En los años 70, el movimiento feminista vivía su auge en Nueva York; un segmento importante de este grupo exigía que se prohibiera la filmación de cintas pornográficas, debido a que denigraban a las mujeres que aparecían en pantalla. Así comenzó el rumor de que en varios cines porno de la calle 42 de la Gran Manzana se proyectaba un filme donde golpeaban y asesinaban mujeres.

Los Findlay habían grabado por esos días una película en Argentina, la cual era considerada de pésima calidad, por lo que ninguna distribuidora quiso hacerse cargo de ella. El productor Allan Shackleton, sabiendo de los rumores sobre los cines porno, compró la cinta de los Findlay y filmó un nuevo final, donde se simulaba el asesinato de una chica involucrada en la producción de la cinta, relata Jorge Grajales.

Con el nuevo final, Shackleton distribuyó la película en varios cines, bajo una atractiva campaña publicitaria:

Snuff: La película que ellos decían que nunca seria mostrada,

Snuff: La cosa más sangrienta que alguna vez haya pasado enfrente de una cámara,

Snuff: La película que solo pudo ser hecha en Sudamérica… donde la vida es más barata.

Además, el póster de la publicidad, simulaba la fotografía de una chica cortada en cuatro partes y bañada en sangre.

Uno de los aspectos que ayudaron a ensalzar el mito era que, al terminar el filme, no había crédito alguno, lo que incrementaba la sensación de clandestinidad.

“Shackleton pagaba para que diversas asociaciones protestaran por la película y de esta forma, atraía más espectadores”; él mismo pagaba espacios en los medios, donde criticaba la proyección de Snuff, comenta Grajales. Ya cuando hubo hecho bastante dinero, explicó en qué consistió la farsa, pero era demasiado tarde, pues el mito había comenzado, asegura el docente.

Otro de los incidentes que ayudaron a fortalecer el mito le sucedió al actor Charlie Sheen, quien después de ver un fragmento de Guinea Pig (1985), de Saturu Oruga, estaba convencido de haber visto una película Snuff, ante lo cual, dio aviso a las autoridades y se abrió una investigación en contra de quien resultara responsable de la filmación y distribución de la cinta.

Oruga, director de la cinta, fue investigado y se vio en la necesidad de explicar a las autoridades cómo se había filmado Guinea Pig, la cual, al igual que Snuff, carecía de créditos finales.

Explica Jorge Grajales que es imposible que exista el Snuff, pues “la concepción que tenemos del Snuff implicaría que alguien tomara una cámara y usando técnicas cinematográficas saliera y asesinara personas (…), es absurdo, nadie ha podido comprobar hasta la fecha que exista. En lugares como Tepito, dicen poder conseguir el material, pero son solamente rumores, obviamente la gente que adquiere estos DVDs no regresa a reclamar si el material no es lo que les vendieron”. El crítico enfatizó también que “no debemos confundir el Snuff con el Mondo”.

El Mondo Cinema nace en 19625 con Mondo Cane, de los italianos Paolo Cavara, Gualtiero Jacopetti y Franco Prosperi. El documental consistía en mostrar muertes reales de perros, pero que habían sido grabadas accidentalmente, ya fuera por aficionados o por cámaras de televisión.

Debido al éxito de la película, el término Mondo se popularizó alrededor del mundo y los directores decidieron hacer cuatro cintas más: La Donna nel Mondo (1963), Mondo Cane 2 (1963), Africa Addio (1966) y Addio Zio Tom (1971).

Inspirados por el trabajo de Cavara, Jacopetti y Prosperi , muchas personas en diferentes países continúan distribuyendo y comercializando este tipo de materias con ayuda del Internet, algunos de los sitios especializados son: www.mondomacabrodvd.com/, www.cinemamondo.fi/ y www.mondo-digital.com/.

Es necesario recalcar que todo lo que se muestra en estas películas fue grabado de manera accidental, nunca a propósito y por lo tanto no puede ser considerado cine gore.

El sangriento Oriente

Aunque el gore nació en territorio americano, hoy en día la critica especializada señala al Oriente como el nuevo faro del gore, en especial al cine Japonés.

Cineastas como Takashi Miike, Chan-Wook Park, Yoshihiro Nishimura y Naoyuki Tomomatsu son populares actualmente debido a la combinación de tradiciones gore que hacen en sus películas.

Señala Jorge Grajales que la cultura japonesa ayudó mucho “a que los directores asimilaran el gore” (…), el arte japonés siempre ha tenido una combinación de sadismo, erotismo y un toque grotesco, lo podemos comprobar en la pintura y toda las demás expresiones artísticas”.

Uno de los géneros más representativos del cine japonés es el de las películas de samuráis, las cuales se dividen en dos grandes grupos:

1. Jidai-geki: se refiere a todas las películas de época, que se basan en el drama y que son históricamente correctas
2. Chánbara: todas las películas de samuráis donde la acción es lo más importante y no son históricamente acertadas.

En el Chánbara es común el uso de chorros de sangre cuando alguno de los personajes pierde un miembro, recurso que usaría Quentin Tarantino para Kill Bill (2003), además todas las películas contienen escenas extremadamente violentas.

Los japoneses tienen una concepción de los espíritus parecida a la mexicana, pues conviven diariamente con la muerte y sus espíritus, detalla Jorge Grajales. Para ellos “el cortarle el brazo a otra persona y drenarle la sangre, significa acabar no sólo con su vida sino con su espíritu”, y es por eso que vemos litros y litros de sangre esparcirse por toda la pantalla.

Gore en México

El gore es un género que cuenta con gran popularidad y aceptación mundial, inclusive en el Distrito Federal hay lugares que se especializan en comercializar este tipo de cine, como en el Tianguis Cultural del Chopo o el Mercado de la Lagunilla, donde cientos de jóvenes acuden en busca de nuevas experiencias.

A pesar de esto, para la industria fílmica mexicana, el gore es un género olvidado. Según Jorge Grajales, la mayoría del público mexicano no acude al cine y “menos al ver sangre en pantalla”. Argumenta Grajales que esto se debe a que los mexicanos ya vivimos la muerte diariamente y no buscamos en las películas más de lo que vivimos diariamente; “para ver sangre la gente compra El Alarma”. Históricamente el público mexicano prefiere cintas “tremendistas” como las que hacia en su momento Pedro Infante y su director de cabecera, Ismael Rodríguez. Películas cargadas de tragedia humana, “pero donde al final los pobres eran buenos solamente por ser pobres”.

Sin embargo podemos encontrar una única película gore hecha en México, aunque fue hecha por encargo para las audiencias extranjeras, titulada La horripilante bestia humana (1969) de René Cardona. La trama de la cinta es sencilla: un científico loco decide trasplantar el corazón de un gorila a su hijo, quien se encuentra mortalmente enfermo. Una vez realizado el transplante, su hijo se convierte en una criatura de características simiescas y con una sed de sangre incontrolable.

El filme no obtuvo éxito comercial en el país, y en Estados e Inglaterra, el titulo fue cambiado por The Night of the Bloody Apes, sin embargo en Gran Bretaña la película fue clasificada como “video Nasty6” y se prohibió de igual forma su comercialización. De igual manera podríamos decir que todas las cintas de los hermanos Almada contienen altos niveles de violencia grafica, pero su objetivo principal no es regodearse en la sangre, como apunta Grajales.

1 Grindhouse de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez. Pág. 10. Editorial: Weinstein Books

2 Alarma es una revista mexicana dedicada a presentar casos e imágenes de nota roja.

3 Herschell Gordon Lewis, Godfather of Gore: The Films de Randy Palmer. Pág. 35. Editorial: Paperback

4 http://www.filos.unam.mx/LICENCIATURA/Teatro/la_ultima/guinol.html

5 Es necesario recalcar que en los inicios del cine, los hermanos Lumiere filmaron una serie de ejecuciones como parte de los experimentos del cinematógrafo, siendo este el antecedente más antiguo del Mondo Cinema

6 Los “video Nasty” fue un termino utilizado durante los años 80 para referirse a todo material videograbado con un alto contenido violento y obsceno, esta regla continua aplicandose hoy en día. Algunas de las películas listadas son: Cannibal Apocalypse (1980), Gestapo’s Last Orgy (1977), I Spit on Your Grave (1978), The Werewolf and the Yeti (1975), SS Experiment Camp (1976), etc.

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