‘Dallas Buyers Club’: La lucha de un texano por sobrevivir

Durante principios de la década de los 80, el surgimiento del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (mejor conocido como Sida) comenzó a causar pánico en el mundo. En aquel entonces, la falta de información sobre el incurable virus provocó no sólo un agresivo rechazo social hacia los portadores, sino la desesperación de los propios pacientes por la existencia de algún tratamiento médico (siendo casi nula en dicha época) que pudiera ofrecerles una pequeña esperanza ante la muerte.

Una de las cintas más recientes con respecto a este tema es Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados (2013), trabajo del cineasta canadiense Jean- Marc Vallé, recreando un caso verídico sobre un hombre que se dio a la tarea de luchar ante la adversidad.

En 1985, el galán de Hollywood de los años 60, Rock Hudson, salía del clóset en el ocaso de su existencia y anunciaba a Estados Unidos y al mundo que padecía Sida. Casi a la par, en Dallas, un texano heterosexual y con marcadas tendencias homofóbicas llamado Ron Woodroof (Matthew McConaughey), se enteraba que él también se había contagiado del virus por mantener promiscuas relaciones sexuales sin protección.

Indispuesto a aceptar el funesto diagnóstico de 30 días de vida, se da a la tarea de aplicarse a sí mismo medicamentos alternativos que lo ayudan a mejorar su salud. Incluso lo inspiran a instaurar un “club” para vender los fármacos a otros con la misma enfermedad. A partir de allí, forma una mancuerna de negocios con el transexual Rayon (Jared Leto), apoyado también por la doctora Eve Saks (Jennifer Gardner). Sin embargo, dicha actividad incomoda a la industria farmacéutica y a la Administración de Alimentos y Medicamentos, quienes buscan la manera de detener a Ron.

Vallé, apoyado con el estremecedor guion de Craig Borten y Melissa Wallack, muestra preceptos como la muerte, la aceptación de una circunstancia, el duelo ante la pérdida y lo efímero de la existencia del ser humano, obligando a retener la atención en lo cruda que puede resultar la vida en sí. A su vez, Dallas Buyers Club no se limita a recrear la decadencia física de Ron, Rayon, las personas enfermas que le rodean, la consecuencia de las adicciones o la férrea convicción del protagonista en ofrecer una membresía y/o alternativa a los pacientes del VIH.

Además de alternar la debacle emocional con pizcas de humor y con problemáticas sociales como la homofobia y la discriminación, muestra la fragilidad del sistema de salud estadounidense, fallando en dicha década a miles de enfermos de VIH por la carencia de medicamentos para tratarla. Tampoco olvida mencionar a una supuesta irregularidad en las pruebas de drogas sobre humanos, a los hospitales limitados estrictamente a vender lo que las industrias farmacéuticas les dictan (sin poder ofrecer alternativas médicas) y sin importar, en este caso, si los efectos secundarios del medicamento AZT (utilizado para el tratamiento para el sida) en altas dosis permeaban la salud de los pacientes.

Respaldando a la redondez de la trama y al eficaz trabajo en edición capaz de conjugar el presente de Ron en el rodeo, hospitales, viajes a la frontera e intercalándolo con reflexiones existenciales y desvanecimientos, el trabajo en la dirección de Jean- Marc Vallé logra que su elenco otorgue desgarradoras interpretaciones, los aspectos más destacados de Dallas Buyers Club. Matthew McCounaghey abandona por completo los chick flicks y la facha de galán de galanes para envolverse por completo en la lucha espiritual de Ron Woodroof, bajando inclusive 26 kilos para interpretar al moribundo electricista y aficionado al rodeo. En un inicio, homofóbico, promiscuo y con aires de codicia, lo muestra un tanto enérgico y poco a poco le dota de humanidad y emotividad, volviéndolo de manera sutil en un altruista dispuesto a traer de manera clandestina las drogas necesarias para ayudar a otros con su similar enfermedad.

Jared Leto regresa con el pie derecho al cine después de la euforia juvenil en su faceta de vocalista de 30 Seconds to Mars, interpretando al transexual Rayon, con calidez, suavidad y ternura, características en apariencia silentes, pero conmovedoras. Tanto Leto como McCounaghey prueban ser mucho más que caras bonitas de Hollywood, demostrado en el reconocimiento de la crítica, ambos con altas probabilidades para ganar el Óscar en sus respectivas categorías.  Jennifer Garner cumple como la doctora Saks, quien atraviesa por una crisis moral con la prescripción del AZT y es empática con Ron, Rayon y sus pacientes.

Fuerte, emotiva, sincera y equilibrada entre el drama y la comedia, Dallas Buyers Club logra salirse del convencionalismo melodramático y partidario del biopic para limitarse a mostrar la historia de un hombre que actuó ante la incapacidad de las empresas farmacéuticas para “comprar” los segundos que más le fueran posibles para intentar vivir.

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

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