‘Contrafábula de una niña disecada’: Naturaleza necia

Dentro de las sorpresas que se dieron a conocer en la selección oficial del Festival de Cannes, en la sección de cortometrajes, y particularmente en los trabajos elegidos por Cinefóndation, el singular trabajo del joven Alejandro Iglesias Mendizabal encontró un codiciado lugar sin esperarlo y, dada la enorme sorpresa de resultar seleccionado, el joven Iglesias Mendizabal se vio, según sus honestas palabras, en la necesidad de un par de calzoncillos nuevos.

disecada2Desde el título se auguraba un trabajo único y diferente que establece una acentuada distancia de la línea que han venido marcando los últimos trabajos del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), en su abrumante mayoría, trabajos de una excelente factura. El reinado del drama social, el encuadre que busca ambiciosamente aquello que es real, historias de profunda intimidad y que van del Lugar más pequeño (Tatiana Huezo, 2011) hasta Las Lágrimas (Pablo Delgado, 2012). Alejandro Iglesias Mendizabal apuesta por un trabajo cercano a sus pasiones, obsesiones y neurosis tocando niveles de profundidad similares a los de sus colegas, pero haciendo uso de un lírico coctél de influencias que van del animador checo Jan Svankmajer (Alice, Dimensions of Dialogue) pasando por el delirio buñueliano de L Age d´Or (1930) hasta llegar a un símil del lirismo femenino de Jane Campion (Sweetie, An angel at my table), quién es, por cierto, presidenta del Jurado de Cinefóndation.

La historia de este lustroso cortometraje, proyectado también en el pasado Festival de Cine de Morelia, nos presenta una cena en una elegante y sombría casa donde Gizela (dulcemente vulnerable Miraqui Rodríguez) celebra sus 15 años, ritual que sus estrictos y desapegados padres usan para ofrecerla como una fresca carnada para la devoradora sociedad que la rodea. Antes de la cena, Gizela se encuentra una figura de un unicornio con una espina que al intentar quitar con la boca deja una suerte de hechizo a la Perrault que hace que durante plena cena, una insistente planta crezca dentro de su boca.

Este trabajo que irrumpe con la misma fuerza que la planta que crece de la boca de Gizela, es un trabajo de género que no se olvida del trasfondo neurótico de sus delineados personajes, lo grotesco y lo sublime se encuentran en violenta danza, hallando un delicado balance dentro de un trabajo no desprovisto de fallas y problemas en cuanto a la agilidad de la edición, entre algunas otras nimiedades. La lograda secuencia de créditos nos prepara para un cuento de hadas, y como buen cuento de hadas éste se encuentra lleno de espinas y retorcidos giros en el que los mundos infantiles y adultos están separados por la necia ensoñación de uno y por la irracional y absurda brutalidad del otro.

Pocas plantas de este tipo crecen en este jardín, una naturaleza necia que se empeña en crecer y que muchas gente decide cortar cual hierba mala, pero ésta siempre encuentra su curso, incluso dentro de los ambientes más inhóspitos y extraños, como lo es la oralidad humana y su dictadura de la palabra.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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