Cuando pensamos que Carol de Todd Haynes llegaría al fin de semana sin competencia una película de artes marciales se sube al ring. El maestro Hsiao-Hsien Hou presentó Nie yin niang (The Assassin), el filme presenta el relato de una joven asesina durante la Dinastía Tang que comienza a cuestionar sus lealtades cuando se enamora de uno de los hombres a los que tiene que eliminar. La prensa la trató muy bien, lean los comentarios:
Mónica Delgado, Desistfilm: “En este filme, Hsiao-Hsien ofrece las imágenes más poderosas de su filmografía, y un cine pleno de personajes femeninos que con sus acciones decididas o endebles permiten una mirada distinta sobre una época llena de protocolos y manierismos. La virtuosidad de The Assassin se concentra en los panorámicos de gran belleza, en ese distanciamiento que también es la lejanía entre los personajes. Y en otro polo está la presencia implacable de Shu Qi, que no necesita diálogos desmedidos o peleas a muerte para demostrar las posibilidades de su coraje. The Assassin grita obra maestra.”
Justin Chang, Variety: “Atinadamente, el combate armado, expertamente coreografiado, nunca es tratado como un fin en sí mismo y mientras el filme lo presenta como un objeto de contemplación y en ocasiones, emocionante, la violencia nunca se convierte en una fuente de placer. Esta es una acción forjada por la necesidad y purgada de todo exceso y espectáculo, en el proceso de alcanzar una claridad de visión que no es solo estética, sino implícitamente moral. Por la misma razón, Hou y Shu resisten, sabiamente, el anacrónico impulso de convertir a Yinninag en una especie de vengadora pro-feminista (No se trata, pues, de la Imperator Furiosa): Cuando esta asesina mata, lo hace con precisión y eficiencia, nunca dudando o desperdiciando aire o movimientos.
Antonio Maria Abate, Cine Blog: “Revirtiendo la perspectiva del wu-xia, en cierto aspecto análogo a la acción, en el cual la batalla o el acto mismo de combatir son el centro gravitacional alrededor de los cuales rota el resto, Hou Hsiao-Hsien remueve todas las convenciones establecidas del género. Su perspectiva es distinta, propiamente una que acostumbra al género a la contemplación, la placidez de la imagen, incluso cuando no es estática, probablemente frenética solo por accidente.”
Javier H. Estrada, Caimán: Cuadernos de Cine: “Pese a seguir fiel a su estética –especialmente a la compuesta en Flores de Shanghai (1998)– el cineasta incorpora elementos inéditos, no solo en lo que respecta a las secuencias de lucha, sino también en su representación de los espacios (la influencia de Akira Kurosawa destaca sobre cualquier otra). Hou sustituye el grado de depuración que ha marcado la mayor parte de su cine por una cierta heterogeneidad que da lugar a continuos hallazgos. Comenzando por su prólogo en blanco y negro y su posterior transición al color, cada composición, cada movimiento de cámara, la iluminación de cada plano (Mark Lee Ping-bing firma de nuevo la fotografía) es una apuesta por la búsqueda de lo sublime, y eso es precisamente lo que conquista durante todo la película. El dilema de Yinniang evidencia dos maneras contrapuestas, en su caso abiertamente irreconciliables, de entender la existencia.”
Deborah Young, The Hollywood Reporter: “Una sorpresa es que Hou no esta rodando en nada remotamente parecido al widescreen, sino una modesto formato cuadrado que limita el número de actores que pueden caber en el cuadro. Es una apuesta que paga con creces en un espacio vertical, que le permite explotar locaciones naturales y crear imágenes que plácidamente recuerdan pinturas Chinas de época.”
