El cineasta español Pedro Almodóvar piso la alfombra roja del Festival de Cannes para presentar su nuevo melodrama, Julieta. Sin embargo no todo fueron sonrisas, la película fue recibida con frialdad y, hasta el momento, es de las que menos ha brillado en la Selección Oficial. Repetición, cansancio y linduras por estilo son las palabras más repetidas en los comentarios desde la costa francesa. Ya veremos, mientras lean las reacciones.
Diego Lerer, Micropsia: “Narrativamente la película es un poco más desorganizada y subrayada que otras del realizador español y, por momentos, la estilización extrema de ciertas escenas no condicen del todo con la búsqueda más directa de empatizar emocionalmente con los personajes. Pero cuando la emoción sobreviene –la fractura emocional de la separación entre madre e hija deja huellas tremendas en Julieta y las dos actrices que la interpretan saben aprovecharlo muy bien–, Julieta crece notablemente.”
Ángel Quintana, Caimán: Cuadernos de cine: ” La aventura no es fácil, está llena de peligros, quizás el más importante sea el reconocimiento de que Almodóvar nunca mas podrá dejar de ser aquello que llegó a ser. En Julieta la gente desaparece de una forma más cercana a las desapariciones de Rebeca de Hitchcock que de La aventura de Antonioni. La tragedia funciona desde lo inevitable y el guion de la película funciona como un mundo cerrado en el que todas sus leyes únicamente están pendientes de cómo lo inexorable puede llegar a conquistar la fuerza dramática del relato.”
Leonardo García Tsao, La Jornada: “No hay vitalidad en la historia ni en la puesta en escena. Todo se explica mediante los diálogos y el resultado se siente insustancial. A los incondicionales del cineasta manchego parece haberles complacido, porque hubo aplausos corteses al final de su proyección. […] Los únicos rasgos reconocibles de Almodóvar son algunos colores chillantes, la aparición breve de Rossy de Palma y la canción entonada por Chavela Vargas en los créditos finales.”
Carlos Boyero, El País: “Consumida con notable indiferencia, esta película de temática presuntamente intensa y de visión obligada por la cultivada y exuberante personalidad de su creador, aunque desde hace mucho tiempo me plantee por qué tengo la obligación de ver el cine de este señor y que, sin embargo, nadie me pida explicaciones por ignorar tanto celuloide de sufrir, desdeñar y tirar, llego a la conclusión de que lo único que me sugiere es silencio, y no precisamente por el lirismo que Paul Simon encontraba en los sonidos del silencio, sino porque es lo único que me inspira.”
Alfonso Rivera, Cineuropa: “¿Por qué hace sufrir tanto Almodóvar a su chica? ¿Por qué tanta saña, sintiendo el peso de la culpa de manera enfermiza y sadomasoquista? ¿Y por qué son tan estúpidos los dos personajes que más condicionan su viacrucis? Ciertamente, el director de Tacones lejanos siempre ha construido universos donde todo era posible, pero aquí se le ha ido la mano con una tragedia honda y demoledora, de perpetuo nudo en la garganta y energía malsana, que Emma Suárez sobrelleva con elegante dignidad.”