En su primera experiencia detrás de la cámara, Diego Luna dirigió un documental sobre uno de los boxeadores mexicanos más populares de todos los tiempos. J.C. Chávez (2007) seguía al homónimo pugilista durante los días de su gira del adiós, las primeras peleas de su heredero y un ligero repaso desde sus humildes orígenes.
En aquel primer trabajo, era posible sentir el amor de Luna por su retratado, quien era tratado sin ninguna clase de crítica o análisis profundo. Si había tenido algún problema en la vida, era culpa de alguien más –Salinas, Zedillo, Don King– no del fajador. Era una admiración/cuidado tan desmedido que terminaba por afectar el resultado final. Un sentimiento similar empapa el nuevo trabajo de Diego Luna realizador: César Chávez (2014).
Como el titulo lo indica, estamos ante una película biográfica sobre el activista mexicoamericano que peleó durante los años 60 y 70 por la igualdad de los trabajadores agrícolas en suelo estadounidense. Es una figura clave en la lucha por los derechos civiles de aquel lado de la frontera, ciertos círculos lo comparan con Martin Luther King y Malcom X.
A diferencia de muchas biopics, Diego Luna y sus guionistas, Keir Pearson y Timothy J. Sexton, optaron por arrancar su crónica cuando Chávez comenzó su paso como activista. Nos ponen directo en la acción y se ahorran el relato de origen. Es una pena que ésa sea su única decisión atrevida.
El César Chávez (Michael Peña, sutil e intenso) que se nos presenta es una figura inmaculada, un hombre sin fallas. Al igual que sucedía con su tocayo del documental, todos los problemas presentes son externos. Incluso el distanciamiento con su hijo es visto como un acontecimiento justificable, una falta necesaria para el éxito de su movimiento.
Abel (2010), el anterior largometraje de Luna, evitaba esa mirada de admiración nociva porque el personaje principal era un niño. Sus errores y enfermedad –él creía ser su papá y se comportaba como tal– eran vistos con un dejo de ternura, su rareza generaba cariño. Además contaba con un guión más sólido.
Es encomiable el esfuerzo de Luna por traer a la luz pública un personaje clave para entender a la población latina al otro lado de la frontera y es poco conocido en nuestro pedazo de tierra. Una jugada que también podría pagar sus dividendos económicamente hablando. Derbez lo hizo el año pasado con una comedia familiar para ambos públicos, Luna lo hace con figura política –no por nada los posters de la cinta dicen “el mexicano que desafió a Estados Unidos” –.
César Chávez es una lección de historia correcta, como un libro de texto. ¿Alguien se acuerda de sus libros de texto?
Por Rafael Paz (@pazespa)
Publicado anteriormente en Forbes México.