Diarios de Cannes – Crimes of the Future

El verbo y la carne

David Cronenberg prometió que la dureza de las imágenes de Crimes of the Future (2022) haría que la gente saliera huyendo despavorida de la sala, anticipando que quizá veríamos las escenas más extremas en la filmografía del responsable de Videodrome (1983), Dead Ringers (1992) y Crash (1996), que no sería poca cosa. Sin embargo, a pesar de que hay entrañas, dispositivos quirúrgicos y clínicos en absoluto asépticos y hasta autopsias ejecutadas como inquietantes performances, parece que al canadiense ya no le interesa provocar con la vista, sino con la imaginación elicitada a través de la descripción.

Si los personajes de Crimes of the Future hablan más de lo que muestran es porque el futuro no es abarcable en imágenes. Con la serenidad de un cineasta con su experiencia, Cronenberg habla a través de todos sus personajes y reconoce que sus límites ya han sido impuestos por él mismo y que no existe necesidad alguna de llevar el cuerpo más allá.

En ese sentido, Crimes of the Future es una especie de manifiesto por parte del cineasta, una admisión de que el arte tiene una responsabilidad ética e implicaciones de naturaleza clínica: no solo posee la capacidad sino también el deber de transformar el cuerpo y su visión, tal como hicieron los pintores y escultores renacentistas. Las dimensiones de lo que un cuerpo puede ser en cine y los medios quirúrgicos/estéticos para alcanzarlas no han sido mostrados con mayor elocuencia por nadie más que el canadiense.

crimesoffuture002

En una clave muy similar a la de Abel Ferrara en una película como 4:44 Last Day on Earth (2011), Crimes of the Future usa el discurso de sus personajes como vehículo para sus imágenes y no al revés, paradójicamente volviendo a éstas mucho más potentes y audaces. Tanto en Cronenberg como en Ferrara, cada película parece traer a la mente las anteriores, creando una colisión que ya no requiere nuevas imágenes sino una reflexión sobre las previamente creadas.

Como a su protagonista Saul Tenser (Viggo Mortensen), que a veces parece una impecable imitación del cineasta, Cronenberg no trabaja al servicio de un fan ni de seguidores o imitadores –como el rol que juega una temeraria Kristen Stewart. Al contrario, tiene como principal objetivo ejercer una práctica sin vanidad, sobrevivir en un mundo profundamente caótico y cada vez menos comprensible, donde la noción de lo “humano” debe de ser más flexible y dúctil que las palabras y las categorías semánticas con las que se cuenta para definirlo. Es por ello que la naturaleza discursiva de la película no solamente se justifica, sino que se presenta como la única forma coherente y sensata de abordar la mutabilidad del cuerpo y sus órganos. Primero el verbo, luego la carne.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

    Related Posts

    Diarios de Cannes 2022- La despedida
    Diarios de Cannes 2022 – 5
    Diarios de Cannes – Stars at Noon
    Diarios de Cannes 2022 – 2
    Diarios de Cannes 2022 – 1
    Las 100 películas de la década