Regresar al pasado para contar historias que nos recuerdan quiénes fuimos y viajar al futuro para imaginar lo que será han sido dos de los caminos más recorridos en el cine. Voltear hacia atrás para ver hacia adelante se ha vuelto una necesidad de nuestro tiempo; haber alcanzado (o tal vez no) el futuro que nos imaginamos hace cincuenta o cien años nos obliga a buscar la ficción especulativa en otro lugar.
El lado quieto (2021), escrita y dirigida por Miko Revereza y Carolina Fusilier, explora esa posibilidad: contar una historia sobre el futuro desde las ruinas de algo que un día fue. El punto de partida de su colaboración es una isla abandonada frente a la costa mexicana de Acapulco, en donde, en otra época, se encontraba un zoológico con parque acuático y resort incluido. La historia parece inverosímil, sobre todo para los que nunca estuvimos ahí, pero las imágenes y los sonidos que los directores rescatan y montan en la pantalla son una prueba irrefutable de que ese lugar sí existió. Lo creamos o no.
Como muchas, esta historia comienza en el mar. Una criatura monstruosa pero evolucionada llega a la isla y descubre que ahí se construyó un imperio, tan lejano como enigmático. Es así como nos unimos a este viaje de exploración: durante setenta minutos, acompañamos a la criatura en su recorrido por el lugar para tratar de entender quiénes fueron sus habitantes y qué hicieron con la época que les tocó vivir.
“… Una experiencia que no se puede explicar con palabras…”, escuchamos, o creemos escuchar, en los altavoces oxidados del lugar. Y eso es precisamente lo que Revereza y Fusilier adoptan como premisa: contar lo inefable. El relato visual que nos muestran se produce por la inercia del mar y su erosión sobre la forma.
Las preguntas en nuestra mente no tardan en llegar. Sin embargo, a diferencia de la historia universal en donde tratamos de responder para reconstruir, en El lado quieto la duda nos proyecta hacia un posible mañana.
¿Las criaturas del futuro habitarán nuestros espacios abandonados? ¿Qué pasará cuando dejemos de habitarlos? Cuando alguien los descubra, ¿qué quedará de nuestro mundo? ¿Quién nos reemplazará?
Es en esas preguntas en donde nace este relato de ciencia ficción que escribimos y reescribimos en nuestra mente cada vez que una nueva imagen de la decadencia del lugar nos acerca al final. Lo que recorremos junto a la criatura del futuro es otro imperio humano que cayó, devorado por el tiempo, el mar y la humedad; parecido al que aún resiste en el Peloponeso. Es inevitable sentir que cada obra pasada fue tan solo una recreación de aquel primer gran intento de civilización.
La quinta película de Miko Revereza y primera de la artista multimedia Carolina Fusilier, es también una historia de fantasmas. Los lugares vacíos son habitados por las sombras de algo que creemos que está ahí pero que, tal vez, en realidad, solo imaginamos con nostalgia.
Por Leslie Solis (@leslie_solis)
Publicado originalmente en la Gaceta Black Canvas FCC 2021.