Bienvenidos a ‘La Escuela del Rock’

Cuando Butaca Ancha me invitó a escribir un texto sobre La Escuela del Rock (2003) me emocioné de sobre manera, y no sólo por el inminente regreso a clases, sino porque se trata de una de mis películas favoritas. La película del director Richard Linklater es sin duda un reflejo de lo que la escuela debería de ser pues muestra los elementos claves de una buena educación: pasión por lo que se enseña y un compromiso por el futuro de los estudiantes.

No puedo contar la película sin contar mi historia y de cómo la percibí en el momento de su estreno. Cuando vi los promocionales y los posters pensé que se trataba de una película tonta para adolescentes en la que no se hablaba de rock, sino que ni siquiera lo respetaban –como la ya célebre desgracia cinematográfica Rock of Ages (2012) que es una de las cosas más humillantes en la historia del rock y el cine–, decidí no verla por un tiempo hasta me la recomendó un amigo sin revelar ningún detalle importante. Fui a la sala de cine esperando ver a unos chamacos tocar canciones bobas sin nada de energía. Pero lo que la oscuridad de la sala me brindó fue otra cosa muy diferente.

En esa época yo era un gordinflón aspirante a profesor y músico frustrado, hasta tenía mi propia banda de rock. No puedo describir la sensación de ver a un aferrado Jack Black –quien puede jactarse de tener auténtica sangre Heavy con su banda Tenacious D que, dicho sea de paso, participa en otra película rockera, Tenacious D and the Pick Of Destiny (2006)- hacer de un maestro de escuela cool que lleva a sus alumnos por el verdadero disfrute de su pasión.

Todo empieza con Dewey Finn (Jack Black), quien es expulsado de su banda por su desmedida intensidad. La primer sorpresa que me llevo: el cuarto de Finn está infestado con parafernalia de un verdadero conocedor del género, incluyendo una Gibson SG 1968. Finn recibe una llamada para su amigo Ned Schneebly, interpretado por Mike White, (escritor de la historia) quien lo ha mantenido por muchos años y ahora le pide que encuentre un trabajo que le pueda dar dinero, presionado por la arpía de su novia, quien no cree en el Rock And Roll. Finn decide tomar el puesto de maestro sustituto ocultándoselo a Ned, con el fin de obtener ciertos fondos fáciles. Al llegar a una escuela por demás snob, Finn falla al escribir el nombre de su amigo (Schneebly) por lo que pide ser llamado Señor S. Las primeras sesiones, tanto alumnos como profesor, se la pasan sin hacer nada, el sueño de cualquier escolar, pero no de esta escuela de niños súper estudiosos.

Finn, por azares del destino fisgonea la clase de música de sus estudiantes y es cuando decide hacer una banda de Rock con sus alumnos que se especializan en música clásica. Segunda grata sorpresa: Sunshine of your love del grupo Cream suena mientras el Señor S busca sus instrumentos incluyendo una hermosa Gibson Flying V, que le entrega a Zack ‘Zack-Attack’, interpretado por Joey Gaydos Jr. Tercera grata sorpresa: Finn le enseña el riff principal de ‘Iron Man’, ‘Smoke on the Water’ y la rockera ‘Highway to Hell’ mientras los demás chicos observan atentos a la nueva clase.

A la banda se unen Lawrence, ‘Mr. Cool’, quien interpreta unas cuantas notas en el piano de ‘Touch Me’. Katie toma el bajo haciendo la clásica pose que tienen todos los bajistas como mandando besos al público. La banda está completa a la llegada de Freddy, rebelde que toca la batería y las chicas que serán las divertidas coristas. La primer clase de Rock ha sido todo un éxito, los estudiantes están atentos, perceptivos y deseosos de aprender, lo cual es el sueño de todo profesor, incluyéndome en esa lista.

Una de las cosas que más se agradece en este tipo de filmes es que los actores ejecuten sus instrumentos. Jack Black realmente toca la guitarra. Además de la banda, el Señor S incorpora a los demás alumnos en el proyecto: la famosa Miranda Cosgrove, que interpreta a la tenaz Summer, se convertirá en manager del grupo y otros actores que interpretarán roadies, guardias de seguridad, ingenieros de luces y audio, y el curioso caso de Billy fashion designer sin caer en chistes homófobos.

Pronto la banda está lista. Todo está planeado para el éxito si se pueden vencer las inconformidades de las clases, de los padres, de los maestros y los propios complejos. La Escuela del Rock despega. El señor S realmente se convierte en un maestro comprometido; sin quererlo innova en técnicas para enseñar, que van desde una cancioncilla didáctica, videos, pizarrón y la práctica incansable que sólo un buen músico puede recomendar. Puede parecer absurdo, pero los mejores maestros que conozco hacen exactamente lo mismo, enseñar con pasión lo que aman. Se recorre la historia del Rock mientras se escuchan a Ramones, Townshend y Hendrix.

El desempeño estudiantil es incomparable. Cada uno sabe cuál es su trabajo y lo realiza de manera ordenada, consciente y con pasión. Llega el momento en que los alumnos quieren demostrar lo que han profundizado. Zack, el guitarrista estrella, a quien su padre no le permite tocar rock and roll, compone una canción que compartirá con sus compañeros. Momento épico que hemos sentido todos los que nos dedicamos a dar clases: los alumnos realmente han aprendido lo que amas y ahora ellos mismos crean nuevas ideas, o en este caso, nuevas canciones.

Pero todo sueño acaba. El día de la guerra de bandas la novia del verdadero Ned Schneebly, interpretado por la comediante Sarah Silverman, denuncia a Finn a la policía y a los padres de los estudiantes desenmascarando la Escuela del Rock. Los estudiantes han aprendido bien; claro que se sienten decepcionados por el engaño de Finn, pero saben que todo lo que les enseñó realmente ha valido la pena.

Todo está preparado para el show y los estudiantes de la Escuela del Rock rompen todos los esquemas. Los padres llegan en el momento justo en que sus hijos están rompiendo el escenario, la guitarra de Zack suena a todo lo que da, con el ritmo de la grandiosa Katie, el teclado de Lawrence suena increíble, la batería de Freddy es golpeada contundentemente mientras las coristas hacen lo suyo.

Podría contar sin pudor el final de la historia que no es nada predecible, pero creo más adecuado, siguiendo el método de picar a los alumnos para que hagan sus propias tareas, que investiguen un poco en la buena historia del Rock y disfruten de este filme antes de regresar a las aulas o al trabajo. Esperemos que algún día Paramount se anime a filmar la tan esperada secuela que llevará a los nuevos estudiantes (o mejor dicho a los nuevos espectadores) al mítico Crossroads donde comienza todo el camino del Rock y todas sus variantes, incluyendo esta película.

En definitiva podemos decir que el desempeño de los alumnos, los actores, el director y los espectadores durante el curso fue: Rocktástico.

Por José Luis Hernández

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