FICM | ‘Beast of the Southern Wild’: Canciones desde el viejo y dulce Bayou

Por Ricardo Pineda (@RAikA83)

Dentro de la amplia gama de películas que se estrenaron durante la décima edición del Festival Internacional de Morelia (FICM) se encuentra una de las mejores contendientes a película del año, a mi parecer: Beast of the Southern Wild, ópera prima del joven neoyorquino Benh Zeitlin (1982), quien retrata el drama de una pequeña comunidad del sur más profundo de Estados Unidos, tal vez de Lousiana.
Hushpuppy (Quvenzhané Wallis) es una niña de seis años que va entendiendo el mundo bajo las lógicas y enseñanzas de su comunidad, en especial de su padre Wink (Dwight Henry), quien la menor provocación le censura el menor atisbo de debilidad o buenos modales, y le inculca el poder y el lado más primitivo del ser humano para enfrentarse a los embates del mundo real, llenos de hambre, desastres naturales.

La pequeña Hushpuppy tiene también una extraña manera de explicarse las cosas: hay una batalla con “las grandes bestias”, animales desproporcionados provenientes de la prehistoria, que se encuentran en la cosmovisión de la niña, quien escucha constantemente el latido de los seres vivos y percibe a su vez cómo se derrumban los glaciares en el Polo Sur, cómo el universo es una serie de conexiones que se están desgajando.

Beast of the Southern Wild es un homenaje, como su nombre lo refiere, a la gente del sur más salvaje del país vecino del norte, que sin ser una fantasía onírica que ayuda a madurar antes de tiempo de la mejor manera a los pequeños, como en Tideland (2005) de Terry Gilliam, sí es un drama bastante sólido y cruento contado a través del matiz específico de una niña de seis años que no conoce prácticamente nada de lo que sucede fuera de su pequeño gran cosmos personal.

La película se estrenó en junio pasado y ha recibido muy buena respuesta por parte de la crítica especializada, incluso el presidente Barack Obama le ha dado su visto bueno.

Hace ya más de diez años había una serie televisiva para niños llamada en español La Gallina y su Pandilla, en donde un cocodrilo y gallinas marioneta convivían en el Bayou con un zorro y muchos animales más; se la pasaban de lo lindo, no trabajaban y comían muchas palomitas. Beast of the Southern Wild muestra superhéroes del Bayou de proporciones creíbles dentro de ciertas situaciones, retrata la grasa y sabor de una de las raíces más importantes y pantanosas de un Estados Unidos lleno de cocodrilos tiernos, personajes aferrados a sus creencias y maneras de vivir.

Aquí hay esa garra ante las adversidades sin llegar a lo cursi, y también ignorancia revestida de un halo de poder, una analogía de la parte menos trastocada por el mundo natural, sin llegar a ser un cuestionamiento directo sobre la importancia del ser primitivo o civilizado.

Definitivamente es una película que hay que ver y contemplar, estas tomas a veces con demasiado movimiento pero con un especial cuidado en el detalle.

Habrá que ver ahora el trabajo de este director y ver cómo direcciona ese lenguaje sólido que ya está presente en el ritmo y forma de contarnos una historia con corazón, fuerte y atractiva visualmente hablando.

    Related Posts

    FICM | Perfect Days, de Wim Wenders
    FICM | Anatomía de una caída
    El amor según Dalva, coming-of-age oscuro y esperanzador
    Apuntes sobre la Competencia Mexicana del FICM 2022
    FICM | Certeza de una duda: Bardo o falsa crónica de unas cuantas verdades
    FICM | El silencio de la cámara: Hlynur Pálmason sobre Godland

    Leave a Reply