FICM | ‘Argo’: Un director inesperado

Por Rafael Paz (@pazespa)

La primera vez que supe de la existencia de Ben Affleck fue gracias a una revista de chismes. Era la frenética primera década del nuevo siglo y Affleck era el nuevo boy toy de Jennifer López. La pareja ocupaba cientos de espacios y era el hot topic del momento, ni López ni Affleck eran considerados buenos actores –al menos en los círculos más serios– sólo un par de cuerpos atractivos para la audiencia.

Vaya que el tiempo cambia las cosas. Estamos en el 2012 y Ben Affleck es un hombre respetado en Hollywood ¿y es gracias a su trabajo actoral? No, es debido a su desempeño como director y, sobre todo, a su más reciente película: Argo.

¿De qué va? En 1979, en plena revolución cultural iraní, un grupo de ciudadanos de aquél país toma la embajada de los Estados Unidos y mantiene como rehenes a todos los trabajadores del lugar. Seis logran escapar y se refugian en la embajada de Canadá –bendita neutralidad– a la espera de que su país los saque o que los iraníes los encuentren para ejecutarlos.

Del otro lado del mundo, a un agente de la CIA le es encomendada la misión de idear un plan para rescatar a los refugiados. Su peor mejor idea es fingir la producción de una pésima película de ciencia ficción e introducirse en el país con el pretexto de buscar locaciones y así recuperar a los refugiados. La misión es un verdadero suicidio.

Sin arriesgarse demasiado –osa dejar Boston y ya es algo–, Ben Affleck confirma que lo mostrado en sus dos trabajos anteriores no fue cosa de la casualidad. Argo conserva el buen trabajo de actores y la solvente dirección de Desapareció una noche (Gone Baby Gone, 2007) y Atracción peligrosa (The Town, 2010).

Si algo empaña al tercer largometraje de Affleck es su mensaje patriótico y la aparición del realizador como protagonista. El primero, gracias al tema de la cinta, era inevitable y es un espaldarazo al gobierno demócrata conducido por Barack Obama.

El segundo es más complicado. Para empezar, Affleck no da el tipo de Tony Mendez, un agente de operaciones de la CIA de raíces latinas. Así que su presencia en el papel principal obedece a la vanidad y a una cuestión de ventas.

A pesar de tener un sólido reparto, Affleck y Bryan Cranston son las dos caras más conocidas. De ahí en fuera ni Alan Arkin, John Goodman, Victor Garber, Clea DuVall o cualquier otro del elenco, han llevado alguna vez multitudes a la salas de cine. Con otro actor en el protagónico, la cinta hubiera perdido arrastre con el público, pero el director habría ganado credibilidad como posible artista.

Argo es un trabajo trepidante, sus última media hora mantiene en constante tensión al espectador. Nunca había visto una sala de cine tan impaciente por saber como se desenvolvía la trama y hay que darle crédito a Ben Affleck por eso. Sin duda, será un fuerte contendiente en la próxima entrega de los Oscar.

Han pasado casi diez años desde que supe de Ben Affleck por primera vez y ni en mis sueños más locos imaginé que algún día podría llegar a ser un competente director de cine con un gran futuro.

Como bien lo decía Anton Ego en Ratatouille: “No todos pueden ser un gran artista; pero un gran artista puede venir de cualquier lado.” Es hora de que Ben Affleck lo demuestre, la trascendencia de su obra depende de eso.

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