Spin off de El conjuro (James Wan, 2013), Annabelle (John R. Leonetti, 2014) es un truco comercial (como si no lo supiéramos) que llenará las salas de adolescentes relajientos, parejas en busca de oscuridad y uno que otro despistado que no crea en la crítica cinematográfica. No hay mucho que indagar en la cinta; técnicamente cumple con el cometido, la muñeca está notablemente diseñada, los efectos pecan de muy poco y la realización es altamente profesional. El guión es predecible y está lleno de clichés: con algunos huecos, buenos momentos, personajes arquetípicos y sustos poco definidos.
La dirección nos regala algunos momentos cinematográficos interesantes, pero jamás se separa de la mano de Hollywood, por lo que no hay en realidad alguna innovación en el campo. Annabelle es un film complaciente que no complace, que casi no tiene una atmósfera de cine de terror; pareciera más un cuento de hadas. La cinta se hizo para venderse, para obtener todo público: no hay sangre explícita, ni sexo explícito ni nada “fuerte” que nos llame la atención. Hay un velo intruso que cubre siempre todo y jamás permite que la película explote; el clímax es flojo, predecible y sin una pizca de miedo. El primer acto es el que más llena los sentidos, pero después todo se va diluyendo.
La muñeca luce su terrorífica estética, pero no juega un papel más que el del vehículo de un miedo que no llega. Las actuaciones son secas; la bebé que aparece en la cinta, tiene más lucidez y expresión facial que los protagonistas. El lado de la maldad jamás luce, Annabelle sólo tiene una escena digna para ella, y los demonios que le acompañan deslucen en todo momento; son lo mismo que hemos visto siempre: paseantes blancos en segundo plano, sombras que prenden y apagan la luz, y caras que aparecen de pronto, después de un silencio. También están los dibujos infantiles con un toque macabro, el que intenta vencer al mal y acaba pagando, más la triste y patética historia del demonio honrado, que bien que quiere llevarse un alma inocente, pero acepta otra a cambio sin dudarlo.
Aburrida, llena de clichés, con una historia monótona y la fórmula de Hollywood calcada al pie de la letra. Carente de imágenes fuertes, con una tensión austera y una trama poco menos que complaciente: esta sería una crítica sencilla entorno a Annabelle.
Por Ali López (@al_lee1)
