Ambulante | ‘El símbolo y el cuate’: La exageración y el extra

Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina son iconos musicales de Iberoamérica, sin duda, todos tenemos un tío, un abuelo, alguien que sea fan declarado de alguno de los dos, esos que en plena borrachera decida sacar la guitarra y entonar envalentonado por el alcohol “nos dieron las diez y las once” u “hoy puede ser un gran día y mañana también”. Su legado los respalda.

La fanaticada de ambos se cuece a parte porque pueden llegar a tener actitudes kamikazes con tal de defender a sus ídolos. Así Sabina se convierte en un compositor a la altura de Bob Dylan y Serrat en Un fenómeno más trascendente que Led Zeppelin. Es fácil caer en la exageración, perder la perspectiva de su verdadero lugar.

El documental El símbolo y el cuate (2013) cae en esa hipérbole buscando definir a sus retratados no por su trabajo si no por las repercusiones sociales de éste. Al mismo tiempo que la cinta cae por el peso de sus propias ambiciones, apareciendo más como un extra de dvd sobreproducido/extendido en pantalla grande.

Francesc Relea, en su primer trabajo detrás de la cámara, sigue a Serrat y Sabina durante la gira última gira latinoamericana que darán los astros en conjunto –dicen–, es el pretexto que usa el director para repasar la relación de ambos con el continente. Definiendo a Sabina como el amigo deseado por todos, buena onda, bohemio y borracho, aunque en pantalla no deje su papel de figura en ningún momento; y a Serrat como la voz que ayudó a varios países a sobrevivir las dictaduras que padecieron, una afirmación un tanto exagerada porque el documental no provee el contexto necesario para justificarla. Reforzado por apariciones de artistas y periodistas amigos/groupies que por serlo carecen de la distancia necesaria para juzgar con perspectiva.

El símbolo y el cuate es un vehículo para lucimiento de sus retratados, se entiende y nunca llega a ser más que eso. Su lugar es ser un acompañamiento y el detrás de cámaras que brinde al seguidor siempre sediento de más información un momento más junto a los ídolos. Para los demás, puede ser toda una prueba de resistencia.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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