Ambulante | ‘Cuando sea dictador’: La ficción inconforme

Imaginar las posibilidades de realidades distintas es un aliciente despertado por la imaginación y la creatividad, pero particularmente por la inconformidad. Este estado de insatisfacción permanente, en el mejor de los casos, empuja a visualizar los infinitos derroteros que nuestra realidad puede tomar en un mundo dominado por el azar y donde la muerte parece no representar más que un día distinto en otro punto. Pedazos de otras vidas, capturados en 8 o 16 mm son recuperados por la documentalista y cineasta belga Yaël André en su más reciente trabajo Cuando sea dictador (Quand je serai un dictateur, 2014)

El filme se trata de un documental con dejos de ciencia ficción que consiste en  una mezcla imágenes encontradas por André, dirigidas por una historia entre un hombre, llamado George y una mujer que van moviéndose de una ficción a otra. El ejercicio narrativo aportado por André se va formando de manera similar a las ficciones creadas por el enorme e influyente cineasta francés Chris Marker (Sans soleil, 1985) así como los principios del cinema trouvé (o cine encontrado), aunque demarcado de un enfoque teórico y más preocupado por la exploración de posibilidades creadas a partir de una memoria fílmica impersonal.

Precisamente esta impersonalidad del material fílmico presentado permite la construcción de bloques narrativos de influjo poético, proyectándose en realidades alternas que van desde un psicópata, aventurero, un contador o una madre ejemplar hasta un dictador, un cosmonauta o el mismísimo Dios. Esta esquizofrenia fílmica, en la que la vida se actúa más que vivirse como tal, esta alimentada por nociones de astrofísica moderna, cuenta con capsulas visuales que encierran niños jugando a ser superhéroes, modestos desfiles, íntimas escenas familiares en casa o en viajes que en su avance cronológico van destruyendo todo sentido lógico.

Sin embargo, la falta de un mayor control y claridad en el manejo de ideas tan grandes en un marco tan íntimo, hace que el filme pierda fuerza hacia la segunda parte. El planteamiento de André ciertamente es valioso pero se termina ahogando en una abrumadora marea de ideas que le impiden rebasar el asombro del momento para trascender a la memoria. Quand je serai dictateur es un atractivo ejercicio que se  propone instalarnos en un futuro pretérito, curioso e inquieto, difuminado por sus inacabables ficciones. La ficción es necesaria pero no aniquila la realidad.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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