Serge Gainsbourg es, sin duda, una de las personalidades de la música en Francia y en el mundo. De rostro inolvidable, Gainsbourg era capaz de escribir letras de una sensualidad inusitada. Era, para acabar con los lugares comunes, una contradicción en vida y ése es el espíritu que trata de capturar No Comment (Je suis venu vous dire…, 2011) de Pierre-Henry Salfati.
Narrado por el propio Gainsbourg gracias a una larga entrevista que dio poco antes de morir, el documental recorre la vida del compositor desde sus primeras lecciones en el piano hasta su incursión como director. Es el retrato de una vida que evita ese look de documental televisivo gracias a que Bénédicte Brunet y Pascale Hannoyer, editores, junto al director Pierre-Henry Salfati, son imaginativos con el montaje.
Es también un documento sobre la relación electrizante entre Gainsbourg y su público. En las escenas de conciertos es patente su dominio sobre el escenario y su capacidad para conquistar a su audiencia. Lo que es la verdadera prueba para todo aquel que se llame artista, si la conexión con el respetable es nula, mejor dedicarse a otra cosa.
Su rostro es ampliamente discutido a lo largo del trabajo. Gracias a su aspecto hosco y áspero, Gainsbourg siempre intentó que fuera su trabajo y sus letras las que hablaran por él. De ahí la comparación que hace sobre él mismo con el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Una dualidad de monstruo y virtuoso presente en toda su obra.
Y qué decir de esa perpetua búsqueda espiritual de su Lolita, lugar que terminaría ocupando su hija Charlotte. Esa mujer que él idealizaba de manera intelectual, no amorosa, llena de talento y que merecía toda su admiración.
Je suis venu vous dire… es un documental imperdible y básico para cualquier melómano, una experiencia bohemia para todo aquél interesado en la vida de Gainsbourg. Una película romántica para los que gustan de vivir según sus reglas y sin importar lo que la sociedad dicte.
Por Rafael Paz (@pazespa)
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