Distrital: ‘El hombre que vivió en un zapato’

¿Quién define lo que es real? ¿Qué es lo real? ¿Las ideas de mi cabeza pueden ser consideradas reales? ¿Mi vida es lo que mi mente dicta o lo que otros dictan sobre ella? ¿Puedo estar preso físicamente pero libre dentro de mi cabeza? ¿Cuál es la línea que distingue a los cuerdos de los locos?

El hombre que vivió en un zapato (2011), opera prima de la directora Gabriela Gómez Mont, tiene como personaje central a José Luis “El Güero” Robles-Gil, un hombre que vive según sus propias reglas y lo que su mente crea para él. Alguien que redefine lo que es ser un loco en un mundo de aparentes cuerdos.

Gómez-Mont decide usar a “El Güero” como personaje después de reencontrarse con él, era un amigo de la infancia de su padre y dejó de tener contacto con él después de cumplir los doce años. Mediante la voz-off la documentalista nos entera de que su niñez estuvo llena de anécdotas que involucran al retratado, incluyendo aquella que da nombre a la cinta, ya que, literal, él vivió durante dos años con su esposa en un zapato –un gran sueco que construyó con las manos–.

Gracias a esa vieja relación, la debutante es capaz de introducirse en la vida de la familia y aquellos con los que conviven, hacer de la cámara un integrante más de la cotidianidad en que ellos viven.

El largometraje es rico en momentos donde se vuelve necesario cuestionarse sobre qué es locura y qué no lo es. Está la esposa loca por no abandonar a su marido aún a sabiendas de que no es una persona “normal”, el hijo que le reclama a su padre por su comportamiento y su desdén hacia lo que él o su madre necesitan.

Particularmente explicativo de la situación y del objetivo de la cinta es la presencia de los hermanos de “El Güero”, todos funcionales en sociedad, incluyéndolo, pero con sus propias manías y psicopatías. Por ejemplo, el hermano que necesita tener hasta el más mínimo detalle de su vida ordenado, clasificado y desinfectado, ¿la gente lo llamaría loco en la calle? Lo dudo y sin embargo lo es.

El hombre que vivió en un zapato es uno de esos casos en que la personaje que es retratado supera a la realidad y al documental mismo. La tarea para definir que entraba y que salía de la edición, sin duda, fue una tarea titánica. Es tan grande la historia que resulta imposible resumirlo en una hora y media, ni que fuera el Biography Channel.

Que los “normales” avienten la primera piedra.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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    1 Response

    1. Sencillamente… Excelente! Inteligente, llena de humor, entrañable…

      En la colonia donde vive “El Güero” les proponen podar los árboles de las casas para que el conjunto se vea bien… pero él se rebela… y él árbol de su casa crece a sus anchas… entonces simplemente nos explica “YO SOY ASÍ”… Qué puede ser más auténtico que defender nuestra propia individualidad?

      Por otra parte… enfrentar con humor un tema espinoso… enfrentar y aceptar que “la normalidad” no existe. Que todos, de alguna manera, somos esquizofrénicos… que tenemos derecho a vivir “nuestra locura”; y que la convivencia cotidiana sólo puede darse dentro de un marco de amor, de aceptación y de respeto al otro. Mis más sinceras felicitaciones a la realizadora, por ésta lúcida y divertida reflexión… y por haber sabido transmitir con humildad el mensaje!

      En efecto, Que “los normales” avienten la primera piedra!

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