El Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) llega a su sexta edición, con la impronta de abrirse al público, no recriminando su ausencia sino incentivando su asistencia. La oferta es, como cada año, rica en su variedad temática y rango cinematográfico. En lo que respecta a lo que se ofrece este 2016, hicimos una selección de 10 trabajos representativos de la programación del festival, no necesariamente las “mejores” o las “imperdibles”, sino aquellas que representen dignamente el espíritu detrás del encuentro fílmico:

  • El blues de Kaili de Gan Bi

El debut del cineasta chino de 26 años Gan Bi, El blues de Kaili (Lu bian ye can, 2015), se alzó con el premio de opera prima en la pasada edición del Festival de Cine de Locarno, el cual tiene  la distinción de remitir al trabajo de muchos cineastas y al mismo tiempo conservar una frescura única. El filme presenta la historia de Chen Sheng, un médico que lleva una vida apacible en la provincia tropical de Guizh ou, trabajando en la Clínica Kaili y que después de una pelea con su hermano, un irresponsable y vagales padre de familia, se embarca en la búsqueda de su pequeño sobrino, viaje que lo habrá de llevar a la comunidad de Dang Mai, donde la vida de los locales es un completo misterio, que Gan Bi habrá de develar en una minuciosa y ágil coreografía fílmica.

  • Chevalier de Athina Rachel Tsangari

La cineasta griega Athina Rachel Tsangari, después de haber explorado los lazos femeninos desde su ángulo mas extraño y revelador en Attenberg (2010) y de manera institucional en el estilizado mediometraje The Capsule (2012), vira hacia un grupo de afluentes amigos en un yate en medio del Mar Egeo y que en medio de su lujoso aburrimiento deciden organizar un juego, que como todos, habrá de terminar en pleitos y enervante tensión: en base a subjetivos puntajes deberán decidir quién de ellos es “el mejor hombre” juzgando absolutamente todo lo que hacen, creando una intransigente personometría, donde el tamaño de una erección es igual de importante que la postura para dormir.

  • John From de Joao Nicolau

John From es el relato veraniego de la joven Rita, una adolescente perfectamente ordinaria en una Portugal contemporánea de semblante setentero. Pasa los días escuchando música y demás linduras lúdicas con su mejor amiga Paulo Rodrigo y se siente profundamente atraída por un vecino que además de ser papá soltero es fotógrafo. Todo pasa de Lilly Allen e Iggy Rodriguez a los Vanuatu y tribus de Papua Nueva Guínea cuando Rita visita una austeramente montada muestra fotográfica que enciende en ella más que una nueva pasión, una nueva visión del mundo. Imaginen qué pasaría si un tradicional coming of age se fusionara con la etnografía y la antropología social.

  • Somos lengua de Kyzza Terrazas

La presencia del rap en México ha visto un notable incremento y se mantiene como un medio de protesta legítimo, corrosivo e ingeniosamente agudo, particularmente en América Latina. El cineasta mexicano Kyzza Terrazas (El lenguaje de los machetes) se dio a la tarea de documentar el estado del rap en nuestro país, tratando de descubrir que es lo que la rima puede ofrecer bajo un panorama sombrío para los jóvenes. El poder de la palabra mueve este rítmico recorrido.

  • Justo ahora, mal entonces de Hong Sang So

Cada año, sin falla, el cineasta coreano Hong Sang So entrega un filme que, invariablemente, recurre a juegos cronológicos, cine y cantidades industriales de soju, una bebida alcohólica tradicional en Corea. ¿Cómo es que logra mantener la frescura y la inventiva a pesar de “repetir” tanto temas como estilo? En su más reciente filme, Justo ahora mal entonces, que se hizo acreedor al Leopardo de Oro en Locarno, una situación sencilla, un diálogo se convierte en el punto de partida para que Hong plantee dos escenarios posibles del encuentro de un cineasta con una pintora. Mientras el misterio del tiempo no se resuelva, habrá Hong para rato.

  • Entrelazado de Riccardo Giacconi

Dos partículas que interactúan de cierta manera se separan, no importando la distancia a la que se encuentren, compartirán un estado llamado “entrelazamiento cuántico”. Este es el punto de partida (o divergencia) que el cineasta italiano Riccardo Giacconi utiliza para conectar deshilvanados puntos en la narrativa de su intrigante documental Entrelazados, que se hizo acreedor al Gran Prix en el Festival de Cine Documental de Marsella. Giacconi monta imágenes cuya asociación podría ir de lo metafórico hasta lo dadaísta, como la de un camión en un río con la de un león que dormita, y que encuentran un esbozo de “sentido” en el marco de las explicaciones cuánticas ofrecidas por la paradoja Einstein-Podolsky-Rosen. Compleja pero accesible.

  • O Futebol de Sergio Oksman

El cineasta y periodista brasileño Sergio Oksman reconoce y reivindica de manera tácita la importancia de tales vínculos en su más reciente docuficción O Futebol que se presentó durante la más reciente edición del Festival de Locarno. Oksman borda una ficción anclada en su historia personal junto a su padre Simao, a quién no ha visto en casi 20 años, “montando” un regreso a Sao Paulo en la víspera de la Copa del Mundo celebrada en 2014, con la esperanza de ver los partidos con su padre, como solía ser en su infancia. El docufilme, finamente estructurado alrededor de la calendarización de los juegos remite a los trabajos más entrañables del cineasta italiano Nanni Moretti.

  • Las mil y una noches de Miguel Gomes

Después de deleitarnos con una elegante y sofisticada cinefilia en su portentoso filme Tabú (2012) y mostrar bajo una luz radicalmente distinta a los políticos occidentales en su cortometraje Redención (2013), el cineasta portugués Miguel Gomes lleva las Mil y una noches y su Schrerezada hasta el Portugal contemporáneo, plagado de crisis económica y pujante ebullición social, mostrando esas historias en el transcurso de un año. Se antoja como un prodigio narrativo de alcance épico que, estamos seguros, Gomes podrá sortear sin problema, y de acuerdo a las reacciones levantadas en la pasada edición de la Quincena de Realizadores, todo parece apuntar que Gomes ha creado algo único aunque lejos de ser perfecto.

  • Infinitas de Marlen Khutziev

La obra teórica más importante del legendario cineasta soviético Andrei Tarkovsky fue sin duda Esculpir el tiempo y pocos han podido absorber la influencia de Tarkovsky sin dejarse absorber por él como Marlen Khutziyev y prueba de ello es su tierna épica Infinitas, en la que un hombre, Vladimir B.,  en el umbral del final de su vida, abandona la ciudad de Moscú para emprender un viaje al pueblo donde creció, siendo incapaz de detener el flujo de recuerdos, memorias y personas que, de manera gradual, van colapsando las fronteras entre pasado y presente. A pesar de contar con una duración considerable, Infinitas nunca deja de ofrecer imágenes y líneas que tallen delicadamente su registro en nuestras memorias, usando ese tiempo como aliado más que como un insondable reto.

  • TAG de Sion Sono

El autocinema es uno de los eventos más atractivos que ofrece el festival, y tras haber obtenido gran éxito hace un par de años con la proyección de ¿Por qué no juegas en el infierno? (2014) se ha decidido volver a traer uno de los tantos trabajos recientes del salvaje maestro nipón Sion Sono, en el que un autobús repleto de colegialas es cercenado por una ráfaga de viento dejando como única sobreviviente a Mitsuko, quien habrá de ser perseguida por un novio con cara de cerdo y una maestra con una metralladora. Usando drones para filmar, Sono vuelve a jugar y nos invita, bajo nuestro propio riesgo, a ser meros espectadores o a entrarle al quite.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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