‘Mortdecai’: La parodia bigotuda

Versátil es uno de los adjetivos más usados cuando se trata de describir a Johnny Depp. La transformación a la que se somete con cada personaje le dio dinero y fama, sumergirse en el método fue la respuesta a las críticas que lo tildaban de ser sólo una cara bonita. Sin embargo llegó un momento en que el maquillaje y las pelucas dejaron de ser novedad, los acentos ya no sonaban tan chistosos, la metamorfosis se llevó al paroxismo. Depp seguía actuando, claro, pero el artificio sepultó sus habilidades y agregó ceros a su cuenta del banco.

En Mortdecai: el artista del engaño (Mortdecai, 2015) un flemático bigote inglés (Depp) debe resolver un homicidio, encontrar una obra maestra de Goya pérdida y pagar sus impuestos atrasados para salvar su mansión en la campiña británica. Además, claro, hacer que su mujer (Gwyneth Paltrow) venza su pogonofobia. Así la cinta es una comedia circunspecta al mostacho engominado de su actor protagónico, parodia de las películas de espías y ejecutante del subgénero de estafadores con planes maestros.

El filme comandado por David Koepp (La ventana secreta, La entrega inmediata) imita el estilo de actuación de su actor principal. Es una demostración de valores de producción sin fondo, como el vello facial no es suficiente para dotar a Charlie Mortdecai de alma. La intención es ridiculizar el cliché del caballero/espía inglés, amante de los buenos vinos, el arte fino, la pompa social y la corona, pero Mortdecai está más cercano al aturdido protagonista de El gran Lebowski (The Big Lebowski, 1998) que a la encantadora torpeza de Peter Sellers en La pantera rosa (1963).

Para los involucrados, el sofisticado caballero inglés es cosa del pasado. Un personaje anacrónico, petrificado por la pompa y el protocolo. Amante del tranquilo ambiente del campo, sólo rompe su rutina porque su supervivencia económica se lo exige. Espía porque el destino se lo impone. No busca la odisea porque esta se le impone. Como si fuera un miedoso Hobbit (2012-14), no el romántico personaje amante de Las aventuras de Tintín – El secreto del Unicornio (The Adventures of Tintin, 2011) o Indiana Jones (1981-2008).

Alguna vez Buster Keaton dijo que le gustaba hacer que la audiencia adivinara su siguiente paso, sólo para después hacer exactamente lo contrario. La sorpresa aumenta la efectividad del chiste. Mortdecai corre en todo momento en línea recta, el bigote tiene la estética correcta de la parodia, la exageración necesaria. No cocina, ni actúa, ni dirige.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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