Teníamos miedo de soñar
Manifestante en la Plaza Tahrir
Durante el 2011, una serie de movilizaciones en Egipto acaparó la atención del mundo. Los manifestantes eran en su mayoría jóvenes, sus acciones pronto inspiraron a otras naciones árabes a tomar las calles y luchar por sus derechos. Los expertos no tardaron en etiquetarlos, se convirtieron en la Primavera Árabe.
En La plaza (The Square, 2013), la directora Jehane Noujaim (Control Room) sigue por tres años a un grupo de manifestantes egipcios. Su cámara se convierte en uno más del movimiento dueño de la Plaza Tahrir, Noujaim sabe que ellos son lo más importante y son pocos los momentos en que no los vemos a cuadro.
Una de las mejores decisiones de la documentalista es retratar al movimiento como un ente vivo: facciones se traicionan, ideas cambian y los ánimos viven en una montaña rusa. Por eso el protagonismo de la cinta es poco a poco acaparado por Ahmed Hassan, un apasionado joven siempre interesado en alcanzar lo mejor para su país. Resulta en verdad inspirador ver el empuje de Hassan, aún después de sufrir heridas, ver a sus compañeros morir o de sufrir una vil traición.
“Mientras haya una cámara, la revolución continuará”, grita uno de los líderes a cuadro, a lo largo de toda la cinta hay frases como ésa. The Square no es un documental que destaque por su técnica, sino por su calidad de testigo y el buen sentido de la oportunidad de Noujaim. Su cámara siempre parece estar en el momento indicado.
Quizá los más clavados en el tema de la Primavera Árabe no encuentren información novedosa en la trama de la película, pero es un gran primer paso si lo único que saben al respecto es que los chicos de #YoSoy132 gustan de compararse con sus contrapartes egipcias.
Como bien dice uno de los manifestantes a cuadro, pasarán años antes de saber el verdadero alcance la Primavera Árabe. Los tres años retratados en La plaza son sólo el comienzo de un cambio que no busca un líder, sino mover conciencias.
Por Rafael Paz (@pazespa)
