58 Muestra | ‘El capital humano’: Entre la riqueza y la crisis

De acuerdo a los estándares de las compañías aseguradoras, a los familiares de víctimas fallecidas en un siniestro provocado por algún cliente se les otorga indemnizaciones estipuladas por medio de una ecuación que calcula el monto total de pago. A ese procedimiento se le conoce como “Capital Humano”, un término que, además de dinero, equivale el costo de una vida humana que alguien puede estipular como un mero objeto de garantía.

A partir de dicho concepto, El capital humano (Il Capitale Umano, 2013) entreteje su historia. Representante de Italia en la búsqueda de nominación a Mejor Película Extranjera en la pasada edición de los premios Oscar, un accidente de un ciclista en la noche provocado por un jeep es el hecho en la trama que desembocará en una serie de sucesos que explicará el origen del conflicto, tras la celebración de un importante evento escolar.

Así, el destino de dos familias se entrelazan y se presentan las perspectivas de Dino (Fabrizio Bentivoglio), un agente inmobiliario de clase media que recién realiza una fuerte inversión en el área financiera con Giovanni Bernaschi (Fabrizio Gifuni), un hombre importante en dicha rama; de Carla (Valeria Bruni Tedeschi), la esposa de Giovanni, una mujer limitada a las compras y lujos y la de Serena (Matilde Gioli), la adolescente hija de Dino quien en apariencia mantiene un sólido noviazgo con Massimiliano, hijo de Carla.

Basándose en la novela del estadounidense Stephen Amidon publicada en 2004, el realizador Paolo Vizi (Ovosodo, La prima cosa bella) se anima a mostrar un poco de la idiosincrasia de la sociedad italiana, específicamente a la de la clase de alta que, además de vivir en las mayores comodidades y lujos, desdeña en sus adentros a aquellos que en educación y adquisición económica son inferiores a ellos, representado en el juego de amabilidad del matrimonio Bernaschi con su trato hacia Dino y su esposa Roberta, estos últimos representantes de una clase media que por lo regular aspira a más.

Aunque no preponderando de una forma absoluta en la trama, la crisis financiera también aparece como un catalizador, capaz de incrementar o amenazar al poder de una empresa bursátil y a las inversiones de todo codicioso que busca triplicar su economía. Hace mella en Dino, incapaz de escuchar consejos de advertencia ante lo tentadora que es la propuesta de negocio de Giovanni y en los propios Bernaschi, quienes mantienen entre sí una distante relación familiar atribuida también a sus respectivos problemas personales y a una repentina inestabilidad económica a causa de la volatilidad de los mercados.

Vizi muestra que las acciones de los personajes estelares en esencia son egoístas (aspecto propio del ser humano), cada uno anteponiendo sus intereses particulares por encima de todo y volviéndose un tanto empáticos por sus circunstancias vividas. El adulador Dino, a través de su riesgosa inversión, quiere salvar a su negocio de la quiebra y obtener una mejor calidad de vida para los hijos que vienen en camino, la frustrada Carla (Valeria Bruni Tedeschi sobresaliente en su papel) está en busca de una utilidad existencial ante su lujoso estilo de vida por medio de la restauración de un teatro para redimir sus viejas glorias como actriz y la idealista Serena quiere vivir en libertad su auténtica historia de amor con un muchacho inestable emocionalmente. Dichos factores conllevarán al funesto accidente del ciclista y a su resolución, confrontando de paso su moralidad y posturas ante el problema en la última parte del relato.

El desenvolvimiento de los acontecimientos, estructurados en cuatro capítulos protagonizados por los tres principales involucrados, que transita desde un caluroso verano hasta la víspera de Navidad, entremezcla lentamente un modesto thriller que se desencadena por la investigación del siniestro. Sus respectivas historias, las cuales cruzarán de una manera un poco constante entre sí, guiarán hacia el ansiado “Capital Humano” aunque pierde un poco de fuerza en su trama a causa de lo previsible y fácil que resulta la resolución del conflicto tras presentarse las primeras tres piezas del rompecabezas.

Con un aire realista en su desarrollo, pero sin estar exenta de incidentes “oportunos en deliberación creativa” que explican el desenlace, la cinta de Paolo Vizi es un decente drama que también se encarga de evidenciar el hecho de que, quien tiene el poder económico, y sobre todo cuando se tiene por mucho tiempo, es más proclive en salir avante en los tiempos de crisis económicas que aquellos que sólo pretenden juguetear a hacerse ricos, despilfarrando dinero en inversiones sin verificar la autenticidad del negocio ni medir las consecuencias.

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

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