El director norteamericano Mike Nichols falleció a los 83 años después de sufrir un problema cardiaco. Conocido por haber definido a una generación en los años 60, la carrera de Nichols se extendió a lo largo de cinco décadas donde pasó por el cine, la televisión y, su gran pasión, el teatro. Para recordarlo, el equipo de Butaca Ancha seleccionó cinco películas que creemos indispensables para entender y analizar su filmografía en toda su expresión. ¿Ya las vieron?

  • ¿Quién le teme a Virginia Woolf? (Who’s Afraid of Virginia Woolf?, 1966)

La opera prima suele establecer las bases sobre la cual una carrera artistica habra de ser valorada y juzgada a lo largo de su desarrollo, su importancia puede ser vital ya sea como la promesa de un crecimiento, una rotunda incompetencia o como prueba de perdurable potencia. En el caso del finado cineasta Mike Nichols, encontramos una voz de notable autoridad que es capaz de domar enormes bestias de ego, teatrales y cinematograficas. En Who’s Afraid of Virginia Woolf?, Nichols adapta la feroz obra del dramaturgo Edward Albee sobre el patético y brutal matrimonio compuesto por George (Richard Burton) y Martha (Elizabeth Taylor) que en una noche reciben a una joven pareja (Sandy Dennis y George Segal) sobre la que habrán de extender su patológica dinámica. Nichols crea una atmosfera opresiva, apoyado en sucio blanco y negro, de ocasionales encuadres expresivos que funge como vehiculo al titanico e histrionico duelo de Burton y Taylor, quienes se despedazan con voracidad conservando la distincion de una leyenda, forjando un espejo para la sublime Sandy Dennis y un solido George Segal. Nichols firma como un gran director de teatro, pero no como un gran cineasta.

  • El graduado (The Graduate, 1967)

Los éxitos se construyen de la identificación. Si lo que veo es yo y ese yo es el yo que yo veo, entonces siento el placer de un espejo simpático. El graduado fue ese espejo para la generación del rock. El indolente, inconsciente e inútil Ben Braddock (Dustin Hoffman) y su postura relajada en una alberca son la suma de una generación deseosa de hacer nada. En ella los jóvenes a finales de los 60 encontraron una visión profética, y también un antagonista: sus padres. La relación estrictamente sexual de Ben con la famosa Mrs. Robinson (Anne Bancroft) simboliza una violación de la moral contemporánea y el inicio de una nueva era donde el escándalo se trivializó. Más que haber creado una película, con El graduado Nichols inventó una época.

  • Closer: Llevados por el deseo (Closer, 2004)

Amante del teatro a lo largo de toda su vida, no resulta extraño que uno de los trabajos finales –y uno de los más sólidos– de la última parte de la carrera de Nichols fuera una adaptación. Comandada por un sólido elenco de estrellas cinematográficas (Julia Roberts, Jude Law, Natalie Portman, Clive Owen), Closer es un sombrío y sensualmente angustioso análisis de las relaciones sexuales y amorosas de un grupo de personas, en permanente inconformidad con la vida que llevan, incapaces de aceptar el egoísmo que en realidad gobierna sus días. Quizá el único pecado de la cinta es que Nichols se niega a mostrar a sus personajes con toda la fealdad que cargan, si fuera David Fincher, por ejemplo, no habría redención ni gotas de belleza, dejando que rastros de humanidad floten sobre sus acciones o en la eterna mirada inocente de Natalie Portman. Hay algo devastadoramente bello en el penultimo trabajo de Nichols.

  • Ángeles en América (Angels in America, 2003)

Ya habiendo probado su mano como un hombre de teatro, habiendo trabajado en sus inicios junto a la gran Elaine May (guionista de The Birdcage) con rutinas cómicas, Nichols expande sus limitaciones formales con sorprendente conviccion en la adaptacion que hace de la obra del prestigioso dramaturgo Tony Kushner para la HBO, para quienes tambien dirigio la elegia cancerosa Wit (2001) con Emma Thompson, en la que se presenta la vida de un grupo de neoyorquinos aquejados por el SIDA durante los años 80. La compleja y eminentemente judía voz de Kushner encuentra un maridaje competente en las decisiones estilisticas de Kushner, que incluyen digresiones y momentos que evocan a cineastas tan disimiles como Jean Cocteau o William Friedkin. Eso sin mencionar las imponentes actuaciones de Al Pacino y una camaleonica Meryl Streep (haciendo desde el rol de un rabino hasta una madre mormona) e impulsando las carreras de Mary Louise Parker, Patrick Wilson y Jeffrey Wright. Angels in America representa uno de los momentos cumbre de Nichols como cineasta de cuya muestra queda el celestial y portentoso descenso de un ángel interpretado por Emma Thompson en la habitacion de Prior Walter (Justin Kirk), un momento fantástico, desprovisto de romanticismo, una muestra de  mágica crudeza.

  • Juego de poder (Charlie Wilson’s War, 2007)

Para su última cinta, Mike Nichols sumó los temas que lo persiguieron durante cuatro décadas de hacer cine: el poder, el sexo y la sátira. La historia de cómo el senador Charlie Wilson (Tom Hanks) juntó el cabildeo privado y público para financiar la insurgencia de los afganos contra los soviéticos en los años 80 no sólo es una burla de las redes políticas que operan bajo la  mera intolerancia, sino una sentencia histórica muy necesaria en los primeros años posteriores al 9/11 y la invasión de 2003 a Irak. La fábula que narra al final Gust Avrakotos (Philip Seymour Hoffman) sobre un sabio que ve los sucesos con expectativa, antes que optimismo o pesimismo, es una lección fundamental sobre el intervencionismo estadounidense y una crítica brillante sobre las grandes derrotas americanas en el siglo XXI.

Comentarios por Alonso Díaz de la Vega (@diazdelavega1), JJ Negrete (@jjnegretec) y Rafael Paz (@pazespa)

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