1982: el año en que cambió el Líbano y los trazos de la infancia

Los estragos de la guerra impactan en las emociones de los seres humanos, sin importar la condición social ni la etapa de vida por la que atraviesa un individuo. En el caso de la infancia, la gravedad de los conflictos bélicos impacta en su percepción de la realidad y en su desarrollo personal.

1982: el año en que cambió el Líbano (1982, 2019), ópera prima del realizador Oualid Mouaness, retrata uno de los episodios del conflicto bélico entre Israel y Líbano derivando en la invasión de los israelíes a la ciudad de Beirut. En una escuela privada de la capital, Wissam (Mohamad Dalli) –un niño de once años–, intenta confesar sus sentimientos a Joanna (Gia Madi), mientras que sus profesores ocultan a los niños la compleja situación por la que atraviesa el país.

Con una narrativa que se desarrolla durante una tarde escolar, Mouaness muestra tanto la perspectiva de la infancia a través de los ojos de Wissam como la del mundo de los adultos. La profesora Yasmine (Nadine Labaki) atestigua la división política surgida en Líbano, observando cómo su hermano se integra a la milicia, además de tolerar las posturas discrepantes de su colega Joseph (Rodrigue Sleiman). El relato avanza de manera paulatina hacia la detonación del conflicto, con una violencia sutil representada por fallas en líneas telefónicas y la irrupción de tanques y aviones de guerra que paralizan a los estudiantes y a los docentes.

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A su vez, con un toque minimalista, se muestra el curso de los acontecimientos desde el encierro en el colegio impuesto como medida de seguridad, mostrando la creciente tensión colectiva ante las noticias políticas y la incertidumbre familiar, además de entrelazar la bifurcación ficticia de Wissam con respecto a la amenaza bélica. Mouaness coloca soslayos fantásticos con los que el niño enfrenta la aplastante realidad a través de dibujos que cobran vida en su imaginario, buscando revelar su amor a Joanna a causa del temor que le infunda una separación definitiva por las vacaciones de verano. Así, el guión del propio realizador camina a la inevitabilidad de las consecuencias de la guerra, mostrando el intento de huida, el miedo en torno a la vida de los seres queridos, los cambios sociales y la interrupción súbita de la enseñanza educativa.

Si bien reiterativa y tomando distancia emocional del tema que retrata, 1982 traza un mensaje antibélico sencillo y con tintes políticos que muestra el preámbulo de una tragedia nacional y retrata la pérdida de la inocencia de la niñez a causa de la violencia.

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

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